Análisis

El horror que viven mujeres venezolanas desplazadas a Haití por la crisis humanitaria y sometidas a explotación sexual

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El horror que viven mujeres venezolanas desplazadas a Haití por la crisis humanitaria y sometidas a explotación sexual

Desde el comienzo de la crisis, mujeres venezolanas desesperadas por la precaria situación económica del país, son engañadas y reclutadas por grupos que se dedican a prostituirlas.

Redacción | Primer Informe

El sábado 1 de agosto, la policía haitiana allanó La Mansión, un club  ubicado en una acomodada zona de Puerto Príncipe, cerca de la residencia del ex presidente Michel Joseph Martelly y las embajadas de México y Cuba.

En en ese espacio Reginald Degand, mantenía como prisioneras a 16 mujeres. Quince venezolanas y una dominicana. Todas eran explotadas sexualmente. 

Degand regentaba el lugar con su esposa, una venezolana llamada Ginne (Tutti) Ortuño. Ella se encargaba de reclutar mujeres jóvenes en Venezuela y llevarlas bajo engaño hasta República Dominicana donde eran recibidas y trasladadas hasta Haití.

Una de ellas, identificada como Andreína, tenía ya un año siendo explotada por Degand y Ortuño cuando ocurrió el allanamiento. Entre sus clientes, Andreina identificó a un funcionario de alto rango en el actual gobierno haitiano. Políticos y empresarios de alto nivel componían la clientela de La Mansión.

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Desplazadas y explotadas

Esas conexiones de Degand le permitieron escapar de la policía cuando el club fue allanado, pues fue avisado del operativo policial.

En varios países, las autoridades vigilan las redes de tratas de personas que en los últimos años tienen como blanco a las mujeres venezolanas desplazadas por la crisis humanitaria del país suramericano.

En 2014, Haití adoptó una ley sobre la trata de personas. Cualquiera que sea declarado culpable de ese delito está sujeto a prisión de siete a quince años y una cuantiosa multa. Degand, por ahora, se salva de la Justicia. 

Reginald Degand y su esposa «Tutti» Ortuño dirigían el club La Mansión en donde eran explotadas las mujeres venezolanas. Foto: Ayibo Post.

Andreina, una venezolana que salió de su país hace un año, solo quería unirse temporalmente a un miembro de su familia en la República Dominicana.  Ahora, la joven de 20 años es atormentada por pensamientos suicidas.

Se encuentra atrapada en Haití, un país cuyo idioma y costumbres no conoce. Ella fue una de las sobrevivientes de «la mansión» de Degand.

Condiciones denigrantes

Las condiciones que el proxeneta Degand y su esposa imponían a las prisioneras eran degradantes y estaban diseñadas para romper su voluntad. Estas eran algunas de las cosas que tenían que padecer:

Deuda impagable: Apenas llegar a Haití, los captores informan a las mujeres de las deudas que habían contraído. En el caso de Andreína eran 5.000 dólares por pasaje, estadía y tarifa que debía pagar a la persona que la condujo a la trampa.

Cualquier conducta que molestara al propietario del establecimiento, acarreaban multas que podían llegar a ser de 1.000 dólares. Una venezolana llamada Gabriela, quien tenía ya tiempo en «La Mansión», había acumulado una deuda que pasaba el millón de dólares.

Cada mes, invariablemente, el dinero debido se incrementaba en $ 500, correspondientes al alquiler y tarifas semanales obligatorias de belleza (maquillaje y cuidado del cabello).

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Desnutrición: Las mujeres solo recibían alimento dos veces al día. La primera comida se servía a las 2:00 de la tarde, un plato compuesto de arroz, carne y guisantes. La segunda comida era siempre sopa o pasta. Cualquier comida adicional les era cobradas a precios inflados y se sumaba a las deudas.

Uso de drogas: En la «mansión» el otro negocio de Dégand era la venta de drogas a los clientes. A las mujeres no se les cobraba por los estupefacientes pero estaban obligadas a consumirlos si el cliente así lo requería. Algunas de las sobrevivientes comentaron que en ocasiones les tocó consumir alcohol sin haber ingerido alimentos previamente durante el día.

Privación de la identidad: Como un mecanismo de control, los captores confiscaban los pasaportes de las mujeres que quedaban indocumentadas.

Sin acceso a la salud: En ocasiones, los clientes exigían a las mujeres mantener relaciones sexuales sin protección, una petición a la que no se podían negar. Producto de uno de estos encuentros, una de las rehenes de Degend resultó embarazada.

Para evitar pagar por un parto, se obligó a la chica a practicarse un aborto «artesanal». Las lesiones que sufrió le ocasionaron hemorragias durante semanas. Solo cuando estuvo muy grave fue llevada a un hospital.

Venezolana desaparecida

En 2019, el Comité Nacional contra la Trata de Personas (CNLTP) recibió el informe de la desaparición de Kelly Zambrano, una joven venezolana a quien un conocido había prometido un trabajo en un hotel que pagaría $ 2,000 por mes. Ella no ha regresado a casa y su familia ha perdido el contacto.

Con información de Ayibo Post.

 

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