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Entrevista al hombre que sobrevivió a un envenenamiento de Putin

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Entrevista al hombre que sobrevivió a un envenenamiento de Putin

Después de que este artículo fuera publicado por The Economist el 15 de octubre, la UE aprobó sanciones contra seis rusos que cree que están relacionados con el intento de asesinato de Navalny. Entre los seis se encuentran el jefe del servicio de inteligencia (FSB) y dos colaboradores cercanos del Kremlin al presidente Vladimir Putin.

Redacción | The Economist

Alexei Navalny, el carismático líder de la oposición de Rusia, siempre ha tenido algo de héroe de Hollywood y le gusta ilustrar sus discursos con referencias a películas populares. Reflexionando sobre el viaje que ha realizado desde Siberia, donde fue envenenado con Novichok, un agente nervioso, hasta un hospital de Berlín, donde despertó después de un coma de tres semanas, es consciente de la calidad cinematográfica de la trama hasta el momento: un héroe del pueblo desafía a un malvado dictador que intenta matarlo con un misterioso veneno. Pero sus leales amigos y su devota esposa lo devuelven a la vida. “Empieza como un thriller político, luego se convierte en una comedia romántica”, le dice a The Economist durante una entrevista en Berlín.

Sin embargo, las cicatrices de intubación en su cuello, su aspecto demacrado, el temblor en sus manos y el insomnio son demasiado reales para una película de Hollywood. Y los cambios más importantes son menos visibles. “Paradójicamente, me he vuelto más humano, tal vez incluso sentimental”, dice. Al ver las imágenes satelitales recientes de drones militares que golpean objetivos en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, se sorprendió al pensar: “Espera un segundo, este punto negro es una persona que probablemente perdió las piernas y ahora está mirando al cielo… Es bueno que un político mire el rostro de la muerte”, dice.

Navalny, que casi muere el 20 de agosto a bordo de un vuelo de Siberia a Moscú, ciertamente lo hizo. La fuerte presencia policial fuera de la casa en Berlín donde se está recuperando confirma que todavía está en peligro por el hombre que se cree que ordenó o sancionó su envenenamiento. Navalny pronuncia su nombre alto y claro: Vladimir Putin, presidente de Rusia.

Empecemos por el arma. Alemania identificó la toxina como una nueva versión de Novichok, una clase de agente nervioso de grado militar. “No existe un mercado negro para Novichok”, dice Navalny. «Y el hecho de que se trate de una nueva variedad significa que Rusia tiene un programa activo sobre armas químicas prohibidas al que solo pueden acceder los servicios especiales con la aprobación de Putin».

La negativa del Kremlin a investigar el envenenamiento y su voluntad de romper las relaciones con Alemania y la UE para encubrirlo confirman la participación de Putin, argumenta. También lo hace la explicación de Putin, en una conversación con Emmanuel Macron, el presidente francés, de que Navalny se envenenó para desacreditar al Kremlin. Fue una línea tan insultantemente absurda que Macron la filtró a los medios. «Demuestra que Putin no puede transferir la responsabilidad de esto», argumenta Navalny.

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Su envenenamiento marca la transformación del régimen ruso «como ese momento en ‘Alien’, cuando se rompe una cáscara de huevo y surge un monstruo… no hay más líneas rojas», dice. Una muerte misteriosa por un veneno invisible estaba destinada a sembrar el terror tanto en casa como en el extranjero. «Putin claramente se deleita con esta idea de su mística y poderes mortales». El hecho de que Navalny sobreviviera, en gran parte gracias a los pilotos que realizaron un aterrizaje de emergencia en Omsk, no cambia ese mensaje.

Navalny también tiene claros los motivos, que dice están vinculados a su aventura más allá de Moscú y hacia las regiones, el bastión del poder del régimen. Estaba en Siberia, movilizando votantes contra el partido gobernante Rusia Unida de Putin, cuando fue envenenado. Habiendo perdido durante mucho tiempo el apoyo de la clase media de Moscú y San Petersburgo, el Kremlin toleró el activismo de Navalny en esas ciudades. Mudarse al corazón significaba peligro.

“El régimen se mantiene unido por la percepción de su sólido apoyo entre la gente en las regiones. Nuestra tarea principal era destruir ese mito”, dice Navalny. Para ello, ha construido una extensa red regional. También ha orquestado el “voto inteligente”, dirigiendo a los que están hartos del régimen al partido alternativo mejor situado para consolidar los votos de protesta y privar a Rusia Unida de su mayoría. “Independientemente del control que el Kremlin tenga sobre los tribunales y los servicios de seguridad, su partido es el instrumento más básico de su poder”, señala.

Durante los últimos dos años, el Kremlin ha intentado, pero no ha logrado erradicar la red de Navalny por medios convencionales, incluido el acoso, el arresto de activistas por cargos inventados y el congelamiento de cuentas bancarias. Pero cuando estallaron protestas masivas casi simultáneamente en el extremo oriental de Khabarovsk y en Bielorrusia en el flanco occidental del antiguo imperio soviético, la percepción de amenaza entre los hombres de seguridad de Putin cambió, y también sus tácticas.

«No podrían haberle dicho a Putin que la protesta en Khabarovsk fue el resultado de un amplio descontento provocado por el arresto de un gobernador popular», dice Navalny. Pero pudieron y probablemente le dijeron que esto era parte de un plan occidental que operaba a través de Navalny, y que había más por venir. De modo que se solicitó y concedió permiso para «medidas especiales», reconoce.

Sin embargo, si esperaban neutralizar a Navalny, han logrado lo contrario. Ha ganado el terreno moral y la simpatía entre aquellos que no lo apoyaron anteriormente. Una visita al hospital de Angela Merkel, la canciller alemana, ha mejorado enormemente su reputación internacional.

El Kremlin parece desesperado por evitar que regrese, alegando que tiene vínculos con la CIA y amenaza con cargos de traición. Navalny está decidido a regresar a Rusia, desafiando la legitimidad de Putin. “A pesar de todos sus poderosos poderes y su control sobre todo, saben que hay un amplio proceso histórico que se está moviendo en su contra”, dice. Navalny conoce los riesgos, pero ha elegido un papel principal en el drama, ya sea que termine como una tragedia o con un triunfo al estilo de Hollywood.

 

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