Así sería la operación militar de EEUU para destruir misiles iraníes en Venezuela
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Las fuerzas militares estadounidenses cuentan con un amplio catálogo de opciones militares que incluye aviones indetectables para los radares y vehículos aéreos no tripulados, que podría emplear para neutralizar el probable emplazamiento de ese armamento.
Humberto Andrade | Primer Informe
Elliot Abrams, representante especial del Departamento de Estado para Irán y Venezuela dijo este lunes que la «transferencia de misiles de largo alcance de Irán a Venezuela no es aceptable… y no será tolerada ni permitida».
Abrams agregó que hará todo lo posible para detener los envíos de misiles de largo alcance. Pero, si de alguna manera llegaran al territorio venezolano, «serán eliminados allí», dijo.
«Irán ha anunciado su intención de participar en la venta de armas, y Venezuela es un objetivo obvio porque esos dos regímenes parias ya tienen una relación», dijo Abrams.
Las palabras de Abrams, lejos de ser una amenaza, son un adelanto de lo que haría su país en caso de dicho armamento llegara a manos del régimen venezolano. El emplazamiento de misiles iraníes en Venezuela crearía un desbalance armamentístico en la región.
Además, esa capacidad bélica en manos del régimen chavista constituiría una seria amenaza a la paz y seguridad del hemisferio.
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El primero en encender las alarmas cerca de que misiles balísticos de largo alcance proporcionados por Irán estarían por llegar a las manos del régimen de Maduro fue el presidente colombiano, Iván Duque.
El pasado agosto advirtió sobre ese peligro citando fuentes de inteligencia de organismos internacionales.
Las últimas declaraciones del dictador venezolano no son alentadoras al respecto. Maduro reiteró recientemente sus intenciones de crear un consejo militar regido por expertos de Cuba, China, Rusia e Irán, que buscará «la independencia del sistema de armas de Venezuela».
Operación de neutralización
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos no tendría ningún para ejecutar una incursión aérea en el país suramericano y destruir cualquier sitio de lanzamiento de misiles iraníes que se identifique en ese territorio.
Bien desde un portaaviones en el mar Caribe, o una base aérea cercana a Venezuela (las hay en Aruba y Curazao) podría enviar aviones cazabombarderos o vehículos aéreos no tripulados (drones) para neutralizar dichos objetivos.
Lo único que podría interponerse en una operación de esa naturaleza serían los sistemas de defensa antiaérea de Venezuela.
El país cuenta con un amplio repertorio de este armamento. RBS 70, de fabricación sueca, franceses Mistral. También se ha reportado una abundante existencia de sistemas Igla-S, lanzamisiles portátiles individuales. Pero los más avanzados son BUK, el S-125 (ya descontinuado) y el S-300.
Según los datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, citados por BBC Venezuela recibió tres unidades del S-300. Andrei Serbin Point, analista internacional y conocedor del tema militar, explicaba que estos equipos «pondrían en aprietos a la fuerza aérea más moderna» y que ningún otro ejército latinoamericano los tienen.
Por eso mismo, añadía el experto, EEUU no quería que Rusia se los vendprimerinfoiera a Siria.
Con capacidad para hacer seguimiento a más de cien blancos simultáneamente, el S-300 es considerado en el mundo de la industria militar como unos de los sistemas de misiles superficie-aire de largo alcance más completos y avanzados.
Pero, las capacidades del sistema para contrarrestar aviones furtivos, con tecnología «stealth» que bloquea la detección de radares, están puestas en duda.
En un artículo titulado «Por qué sería imposible para un S-300 ó S-400 matar a un F-35 o un bombardero B2», la publicación National Interest cita al Teniente General retirado David Deptula, decano del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales, quien detalla las debilidades de esos sistemas antiaéreos
Sistema obsoleto
Un sistema S-300 se compone normalmente de cuatro vehículos pesados. Uno de ellos va equipado con un radar de larga distancia y un segundo cuenta con un radar para el seguimiento de los blancos. Un tercer vehículo de mando, recibe y procesa la información de los radares. Por último, sobre un cuarto va montada la lanzadera de los misiles.
En el propio funcionamiento del sistema esta su debilidad, detalla Deptula.
“El radar biestático puede ayudar a detectar aeronaves de baja observación. Sin embargo, para interceptar una aeronave furtiva se requiere transferir la detección de un radar de adquisición grande a un radar interceptor mucho más pequeño, ya sea en una aeronave o un misil que pueda rastrear o mantener un «bloqueo» continuo de la aeronave de baja observación», dijo Deptula.
Es esa transferencia de información de un radar de detección a otro de seguimiento en donde el sistema pierde efectividad.
“Incluso si un radar puede detectar, ahora tiene que rastrear, y cuando transfiera esos datos para activarlo, tendrá que disparar un misil usando un radar mucho más pequeño que el usado para la detección. Además, la fusión del arma interceptora puede verse afectada por la tecnología de baja observabilidad”, dijo Deptula.
La inefectividad del S300 también fue reportada por la publicación Middle East Monitor, que citaba reportes de críticas del ejército sirio al sistema porque era «en gran medida ineficaz contra los ataques aéreos israelíes».
Una fuente militar siria aseguraba que el radar utilizado en los sistemas S-300 y Pantsir-S ha demostrado ser incapaz de detectar y alcanzar misiles de crucero israelíes en numerosas ocasiones.
A la falla propia del sistema hay que sumar la condición operativa de los mismos. De acuerdo con la publicación de BBC, un mando militar venezolano dijo bajo condición de anonimato que los S-300 «ahora no están óptimos debido al descuido, y la falta de planificación y recursos económicos».
Maduro, en cambio ha tratado de compensar las debilidades del sistema ruso con tecnología proveniente de China.
Desde 2019, las fuerzas armadas chavistas han incorporado lotes de radares de alerta temprana JYL-1 y JY-11B que permitieron vigilar el espacio aéreo y cuyo uso habría sido probado en Siria como complemento a los sistemas S-300.
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