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INFORME: ¿Colapsó la frontera colombo venezolana?

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INFORME: ¿Colapsó la frontera colombo venezolana?

En la alta Guajira las Unidades militares del Comando Sur de EE.UU., adelantan operaciones de apoyo comunitario en conjunto con el Ejército colombiano, mientras que en las ciudades tachirenses de Rubio y Coloncito los rusos operan drones en apoyo a las tropas mal pagadas que siguen desertando a Colombia.

Redacción | Primer Informe

La incertidumbre e inseguridad que viven actualmente los pueblos que rodean la frontera colombo-venezolana, de manera particular el Catatumbo colombiano y los Andes venezolanos, no tienen precedente en la historia reciente. La frontera de más de 2 mil kilómetros de longitud bailan actualmente en la cuerda de un colapso inminente, según la opinión del especialista en seguridad y defensa, John Marulanda.

Caracas y Bogotá siguen distanciadas no solo por tiempo y espacio sino también en un vacío diplomático que no tiene una solución mientras Nicolás Maduro permanezca en el poder. La cocaína colombiana y la minería ilegal venezolana corrompieron las instituciones desde sus cimientos, especialmente las venezolanas, que se encargan de custodiar esa franja fronteriza. Además de la crisis humanitaria más grande que se haya visto en el mundo actual, por el desplazamiento forzado por inseguridad alimentaria que afecta a toda la región venezolana y el tic-tac de una bomba pandémica que se acelera todos los días, refiere el artículo publicado en La Opinión.

En su artículo, Marulanda comenta sobre el comercio ilegal con drogas y minerales que se ejerce en estos momentos en Colombia y Venezuela. “El 35% de la cocaína que se produce en Colombia, según estadísticas y especialistas seguridad, se trafica por la frontera, usando Venezuela como la plataforma aérea más importante del continente, desde donde fluye el alcaloide hacia el Caribe, Centroamérica y México, para luego llegar a la tierra del Tío Sam, el mayor consumidor del mundo. Oro, coltán, diamantes, tungsteno y otros metales, salen ilegal y clandestinamente desde Venezuela hacia el Medio Oriente o con certificados falsos desde Colombia, hacia Europa”.

A propósito de este escenario, “como siempre Cúcuta, sus empresarios y comerciantes de todo tipo tienen un mercado muy activo para sus productos”, considera Marulanda. Los venezolanos habitantes de frontera tienen para conseguir de todo y a buen precio. Como en otras latitudes y en otras épocas, los contrabandistas, comerciantes, los traficantes de personas, el mercado sexual y la delincuencia organizada y no organizada, pululan y conforman un marco de irregularidad, ilegalidad y acumulación de fuerzas potencialmente peligrosas para los dos países y para toda la región.

El especialista en materia de seguridad y defensa, considera que esta situación es el escenario perfecto para que los bandidos actúen a sus anchas, casi tan parecido a los cárteles mexicanos al nivel de hacer circular en redes sociales los videos de desmembramientos para enviar mensajes de miedo y terror a sus rivales y futuras víctimas.

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El Crimen Organizado Transnacional, las FARC y el ELN, aprovechan esta “mina de oro” para el reclutamiento de jóvenes para ser usados como carne de cañón y en la mano de obra barata y habida de supervivencia y calidad de vida, desde Paraguachón hasta Puerto Ayacucho.

Marulanda explica que en esa frontera también se pueden ver los intereses geoestratégicos que representan Colombia y Venezuela. En el lado venezolano confluyen y coordinan sus intereses rusos, chinos, iraníes y cubanos, todos los enemigos declarados de Estados Unidos. Mientras que en el lado colombiano se sostiene la tradición e incondicional apoyo a Washington, aunque China avanza impetuosamente en el país con grandes proyectos mineros, de comunicaciones y de movilización.

Asimismo, detalla que ya en la alta Guajira, las Unidades militares del Comando Sur de los Estados Unidos, adelantan operaciones de apoyo comunitario en las rancherías “guarés” en conjunto con el Ejército colombiano. En las ciudades tachirenses de Rubio y Coloncito los rusos operan drones en apoyo a las tropas mal pagadas que siguen desertando a Colombia.

De esta forma militares rusos y norteamericanos comenzaron a pasear por zonas estratégicas de la frontera colombo-venezolana, mientras las células cubanas siguen adoctrinando campesinos colombianos en Saravena, por el Arauca.

Marulanda asegura que mientras todo ocurre crece la posibilidad de un enfrentamiento armado entre las Fuerzas Militares de Colombia y Venezuela, una tensión de vieja data. Sin embargo, considera que estas no son situaciones que se definirán entre ambos países. Como siempre en la historia, los centros de poder, en este caso Washington, Moscú o Pekín, serán los que definan y marquen el rumbo de una confrontación entre las naciones hermanas.

Marulanda piensa que estas circunstancias podrían marcar dos caminos a esta eventualidad. “O se diluiría dicho enfrentamiento ante las complejas redes de intereses y necesidades que se mueven en medio de la crisis y no pasaría de ser otra anécdota más, o se potenciaría aprovechando precisamente el caos reinante, comprometiendo en el incendio a toda la región y al continente”.

Como se ve en la actualidad, el mapa cada vez es más complicado, la aplicación de medidas de choque que busquen poner orden y método a la dinámica, están condenadas a la huella de la izquierda binacional e internacional, la más interesada en que este caos fronterizo no tenga solución para que el desprestigio del gobierno colombiano actual sea mayor y debilitar sus fuerzas armadas, buscando todo el tiempo victimizar al gobierno chavista dirigido por Nicolás Maduro, recurriendo a las falacias sesenteras de la solidaridad y la autonomía de los pueblos.

Las autoridades colombianas son las que llevan el mayor peso para controlar el fenómeno. Todos los organismos en conjunto, Presidencia, Cancillería, Mindefensa, Migración, policía, ejército, ONGs y la propia comunidad cucuteña cargan a cuesta la cruz de la migración y la delincuencia desatada. No obstante, los recortados recursos del gobierno de Iván Duque, la degradación sin precedentes de la economía venezolana y la precaria ayuda internacional, son los ingredientes para ese caldo de cultivo explosivo que se cocina en la frontera colombo-venezolana y que está llamando a una eventual intervención extranjera.

“Lo cierto es que el principal culpable del problema es el gobierno socialista de Maduro que sigue en Babia, narcotizado por el marxismo-leninismo, escuchando trinos de pájaros cubanos y acariciando un sueño de felicidad que se ha convertido en una desgraciada pesadilla”, sentencia el experto en seguridad y defensa, John Marulanda.

 

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