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Este es el plan de Colombia para «deportar» 70 de los hipopótamos de Pablo Escobar

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Este es el plan de Colombia para «deportar» 70 de los hipopótamos de Pablo Escobar

Tras la muerte de un hipopótamo en 2009, la consiguiente protesta pública llevó a la protección legal de los hipopótamos restantes, a pesar de que no son autóctonos de Colombia y de que Escobar importó ilegalmente los cuatro hipopótamos originales.

Redacción | Primer Informe

Las autoridades colombianas han decidido deportar al menos 70 de los «hipopótamos de la cocaína» de Pablo Escobar a zoológicos de otros países.

Tras la muerte del líder del cártel de la droga en 1993, la mayoría de los animales de su colección privada fueron trasladados a zoológicos. Pero sus cuatro hipopótamos -tres hembras y un macho- escaparon y se instalaron en el río Magdalena de Colombia. Allí prosperaron y empezaron a reproducirse.

Hoy viven en la zona unos 140. Algunos científicos calculan que su número podría llegar a 1.500 en 2030 si no se toman medidas.

Dado que los hipopótamos suponen una gran amenaza tanto para los seres humanos como para el medio ambiente colombiano, se trata de una grave preocupación.

Antes de trasladarlos a nuevos hogares, hay que atraparlos y anestesiarlos, por la seguridad de todos los implicados. Esta tarea puede parecer aterradora, sobre todo si se tiene en cuenta que los hipopótamos matan a unas 500 personas al año en África; de hecho, son uno de los animales terrestres más mortíferos del mundo.

Entonces, ¿cómo atrapar, sedar y transportar con seguridad al menos 70 de ellos?

Con mucho cuidado, según David Echeverri López, jefe de Gestión de la Biodiversidad, Áreas Protegidas y Servicios Ecosistémicos de Cornare (Colombia). Cornare es la agencia gubernamental encargada de la reubicación de los hipopótamos.

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Atrapar, sedar y transportar a los hipopótamos

«Esperamos reubicar un cierto número de hipopótamos este año», dijo López a Business Insider. No obstante, recalcó que no todos los hipopótamos se trasladarán a nuevos hogares.

«Por el momento sólo tenemos zoológicos interesados en México y la India», dijo. Por ello, las autoridades seguirán buscando otras opciones, desde la esterilización hasta la búsqueda de otros zoológicos y santuarios dispuestos a acoger hipopótamos.

En cuanto a la reubicación en sí, Cornare planea utilizar su protocolo de captura previamente establecido, que consiste en atrapar a los hipopótamos en un corral.

López explica que introducen comida en el corral, encierran a los hipopótamos y un equipo de profesionales los anestesia. A partir de ahí, los hipopótamos se meten en una caja, se llevan al aeropuerto en camiones y vuelan a India o México.

Pero no es un proceso fácil. López dice que requiere los esfuerzos combinados no sólo del equipo de Cornare, sino también la ayuda del personal del zoo que recibirá a los hipopótamos.

«Todo lo relacionado con los hipopótamos es arriesgado, además de complejo, costoso y requiere mucho tiempo», explica López.

Y es que es increíblemente difícil capturar, y mucho más anestesiar, un solo hipopótamo.

¿Cómo se anestesia a un hipopótamo?

La veterinaria colombiana Gina Paola Serna declaró a The Guardian en 2021 que anestesiar a los hipopótamos es muy complicado, ya que se necesitan dardos tranquilizantes capaces de atravesar su piel, de 5 centímetros de grosor.

Serna también dijo que los fármacos necesarios para anestesiar a animales tan grandes son increíblemente caros. Por lo tanto, acabar con 70 hipopótamos puede plantear algunas dificultades financieras a las autoridades colombianas encargadas del proceso, pero López no pudo decir exactamente cuánto prevé gastar Cornare.

El grosor de la piel de los hipopótamos y la densidad de su tejido subcutáneo también dificultan la administración de anestesia suficiente para mantenerlos dormidos el tiempo necesario.

¿Por qué trasladar a los hipopótamos?

Estos animales son originarios de África, donde sus depredadores naturales son leones, hienas y cocodrilos.

En Colombia, los hipopótamos no tienen depredadores y el clima húmedo es más favorable para su reproducción, hasta el punto de que empiezan a reproducirse a una edad más temprana que en África, donde las sequías periódicas ayudan a mantener la población bajo control.

Colombia declaró a los hipopótamos especies tóxicas invasoras en 2022, en parte porque perturban los ecosistemas acuáticos y disminuyen la calidad del agua. También desplazan a la fauna autóctona y aumentan la presión sobre los recursos, explica López. Por ejemplo, amenazan a las tortugas de río, los caimanes y el manatí antillano, especie en peligro de extinción.

Los hipopótamos no sólo se apoderan de los hábitats fluviales, sino que sus desechos también alteran la calidad del agua. Los lagos con hipopótamos contienen más materia orgánica, lo que favorece el crecimiento de bacterias y algas tóxicas que matan a los peces, una consecuencia potencialmente desastrosa para las personas y los animales que se alimentan de esos peces para sobrevivir.

Y, por supuesto, estos animales son enormes, agresivos y muy fuertes. «Como especie muy territorial y de comportamiento salvaje e impredecible, suponen un peligro para las comunidades locales, incluidos los pescadores tradicionales y otras personas que viven cerca de los ríos, que pueden morir por los ataques de los hipopótamos», explica López.

Hasta la fecha, una persona en Colombia ha resultado gravemente herida por un hipopótamo, aunque ninguna ha muerto.

Otras opciones: esterilización o eliminación selectiva

Las autoridades medioambientales se han esforzado por esterilizar médicamente a algunos de los hipopótamos con Gonacon, una vacuna inmunocontraceptiva.

Según López, Cornare ha esterilizado a 13 hipopótamos y reubicado a siete en zoológicos de Colombia.

Sin embargo, estas soluciones no han servido de mucho para frenar el crecimiento de la población. Con pocas opciones, el plan de reubicar a los animales surgió como alternativa a matarlos. El país tendrá que buscar otras opciones para los hipopótamos que queden tras esta propuesta de reubicación.

Algunos biólogos creen que la única solución real es la matanza selectiva, que consiste en sacrificar un número determinado cada año.

Sin embargo, tras la muerte de un hipopótamo en 2009, la consiguiente protesta pública llevó a la protección legal de los hipopótamos restantes, a pesar de que no son autóctonos de Colombia y de que Escobar importó ilegalmente los cuatro hipopótamos originales.

López afirma que sacrificarlos es la última opción posible, pero que tampoco se puede descartar.

«En el caso de que los animales no puedan ser capturados, esterilizados o reubicados, no pueden permanecer en libertad y reproducirse, ya que el problema no tendría fin», dijo.

 

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