Población de Guyana «en pánico» por las amenazas de Nicolás Maduro
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“¡No necesitamos las cédulas de identidad del señor Maduro! Ya tenemos una. ¡Somos guyaneses!», dijo el gobernador de una población establecida en el Esequibo. “Incluso los venezolanos que han buscado refugio aquí nos apoyan en esto. No quieren sufrir más de las dificultades que los enviaron aquí en primer lugar”.
Redacción | Primer Informe
A pesar de su proximidad a Venezuela, los habitantes de la ciudad fronteriza de Mabaruma, en Guyana, tienen poco que ver con sus vecinos de habla hispana, dice Brentnol Ashley, gobernador de la región de Barima-Waini.
Al igual que otras comunidades repartidas por las densas selvas de la región de Esequibo, Mabaruma es un mosaico de pueblos indígenas unidos por el idioma inglés y la cultura nacional de Guyana.
“Somos una nación diversa, pero al final del día todos somos un solo pueblo: los guyaneses”, dijo Ashley.
Los únicos hispanohablantes en el asentamiento ribereño son venezolanos que han buscado refugio allí en los últimos años después de huir del colapso económico de su país de origen, dijo Ashley.
Entonces, cuando el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció esta semana que emitiría cédulas de identidad de su país a la población local e intensificaría los esfuerzos para convertir el Esequibo en un estado venezolano, la población local mostró poco interés en aceptar la oferta.
“¡No necesitamos las cédulas de identidad del señor Maduro! Ya tenemos una. ¡Somos guyaneses!» dijo Ashley. “Incluso los venezolanos que han buscado refugio aquí nos apoyan en esto. No quieren sufrir más de las dificultades que los enviaron aquí en primer lugar”.
Venezuela ha reclamado la región rica en petróleo del Esequibo, que representa dos tercios de Guyana, desde que obtuvo su independencia en el siglo XIX, pero Maduro aumentó dramáticamente las apuestas la semana pasada, generando preocupaciones en toda la región de que el régimen autoritario podría estar allanando el camino para una apropiación de tierras.
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En medio de crecientes temores de que Maduro esté buscando anexar el territorio, Estados Unidos realizó un sobrevuelo sobre la región fronteriza el jueves en una demostración de fuerza militar.
“La gente tiene miedo de una invasión. Estás hablando de un país con poder y recursos militares contra un país de 780.000 habitantes”, dijo Nazima Raghubir, periodista radicada en la capital, Georgetown.
En el centro de la disputa está una votación incendiaria celebrada en Venezuela el domingo en la que Caracas alega que el público respaldó abrumadoramente los reclamos del país sobre la franja de 160.000 kilómetros cuadrados de selva tropical rica en recursos.
Maduro calificó el plebiscito como un “éxito total”, afirmando que el 95% de los venezolanos apoyaban los planes de anexión de la región e ignoraban a la Corte Internacional de Justicia, que actualmente media en la centenaria disputa territorial.
Los analistas dicen que la participación electoral probablemente fue inflada por el gobierno, pero Maduro ha utilizado la votación como trampolín para seguir adelante con sus planes de asimilar la región a Venezuela.
En su aparición en la televisión nacional después de la votación, reveló un mapa ampliado de su país y anunció que había encargado a la Asamblea Nacional la redacción de una ley que reconociera la región del Esequibo como un estado venezolano.
Maduro también ordenó a la compañía petrolera nacional PDVSA comenzar a explorar la región en busca de petróleo y nombró a un diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela, el mayor general Alexis Rodríguez Cabello, como jefe de una unidad militar especial que supervisa el nuevo estado, Guayana Esequiba.
“El pueblo venezolano ha hablado alto y claro”, dijo Maduro a una multitud que lo vitoreaba en la capital.
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Venezuela ha expresado cada vez más su reclamo sobre el territorio desde que se descubrieron miles de millones de barriles de petróleo en la región en 2015, y existe una creciente preocupación de que las fanfarronadas puedan convertirse en acciones.
A medida que Venezuela aumenta las tensiones, Guyana a su vez debe responder, lo que genera preocupaciones de que los países podrían encontrarse en un círculo vicioso sin salida.
«Lo que nos preocupa es que Maduro ha dado instrucciones específicas, todas las cuales hablan de la ocupación de nuestro Esequibo», dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Guyana, Hugh Todd. «Interpretamos esas acciones como una amenaza directa a nuestra soberanía e integridad territorial, por lo que obviamente pretendemos enviar una fuerte señal a Venezuela de que Guyana protegerá su integridad territorial».
“Seguimos en alerta máxima y no descartaremos ninguna opción”, añadió Todd.
Guyana fue parte del imperio británico durante 200 años hasta que obtuvo su independencia en 1966. Como único país de habla inglesa en América del Sur, el país tiene vínculos culturales y políticos más estrechos con el Caribe que con el resto del continente.
Sabiendo que no podría competir militarmente con su vecino mucho más grande, Guyana espera que sus aliados –particularmente Estados Unidos– dejen en claro que no tolerarán una invasión.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha presentado como mediador en la disputa, pero también envió tropas a la frontera norte de su país, y parece que al líder izquierdista se le está acabando la paciencia con el ruido de sables de Maduro.
«No queremos ni necesitamos la guerra en América del Sur», dijo un irritado Lula a los periodistas en una cumbre regional.
Venezuela nunca ha ocupado el Esequibo, pero ha argumentado que las fronteras trazadas con lo que entonces era la Guayana Británica fueron producto de la corrupción.
“Nuestra Guayana Esequiba ha sido ocupada de facto por el imperio británico y sus herederos y han destruido la zona”, dijo Maduro antes del referéndum, usando el nombre venezolano para la región.
La campaña beligerante de Maduro es vista ampliamente como una forma de conseguir apoyo y poner a prueba su capacidad para impulsar la participación antes de las elecciones presidenciales de 2024, cuando se espera que enfrente un serio desafío por parte de la líder de la oposición María Corina Machado.
«También podría simplemente utilizar la supuesta amenaza inminente de Guyana y Estados Unidos para decir que no hay condiciones para que se celebren elecciones y cancelarlas por completo», dijo Ryan Berg, analista y director del programa de las Américas del Centro de Estudios para las Américas. Estudios Estratégicos e Internacionales.
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Mientras Maduro intensifica la retórica, los diplomáticos de Guyana viajan apresuradamente para reunirse con representantes de la comunidad caribeña (Caricom), así como para ir más lejos, con la esperanza de obtener garantías de que sus aliados no permitirán lo que el presidente de Guyana llamó una “nación fuera de la ley”.
“Guyana es una democracia joven y nuestros amigos y socios no se quedarán de brazos cruzados ni alentarán ese tipo de comportamiento en una democracia fallida”, dijo Todd.
Por ahora, sigue siendo poco probable que Maduro invada Guyana, afirmó Berg. Lanzar un conflicto dejaría a Venezuela aislada internacionalmente y correría el riesgo de que Estados Unidos volviera a imponer sanciones económicas.
«Pero la lección que nos llevamos de la invasión rusa de Ucrania es que lo racional no siempre es lo que hace un dictador», dijo Berg. «Esto podría terminar en algún tipo de guerra a tiros o una mínima invasión de tierras porque hemos visto cómo cosas como esta pueden cobrar vida propia».
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