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Cuaderno de Notas: La lista negra que causa pesadillas al Madurismo

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Cuaderno de Notas: La lista negra que causa pesadillas al Madurismo

Las sanciones impuestas por Estados Unidos a funcionarios, agentes, operadores y demás fauna vinculada al régimen dictatorial en Venezuela, han encarecido agudamente el precio que estos aliados de Nicolás Maduro deben pagar por mantenerse enchufados.

Casto Ocando / Cuaderno de Notas / Primer informe

Cuando el nombre de los agentes de la Dgcim, que acaba de ser sancionados por el Departamento del Tesoro, aparece en esta lista, la vida de estos agentes no volverá a ser la misma.

Para los que no lo saben, las sanciones nunca prescriben, excepto cuando los sancionados deciden cooperar significativamente.

Los nombres son añadidos a una lista mundial que está disponible para todas las agencias de inteligencia de Estados Unidos y de sus países aliados.

Una versión edulcorada, pero con todos los nombres, se distribuye entre instituciones financieras del mundo (no solo de Estados Unidos), a través de bases de datos como World Check, que son consultados a diario por miles de bancos internacionalmente.

La sanción es básicamente una orden que se distribuye al sistema financiero y judicial internacional con este mensaje: los instrumentos financieros, sean cuentas, certificados de depósito, préstamos, depósitos a plazo fijo, tarjetas de crédito, cuentas corporativas y otros instrumentos financieros, “deben ser congelados” y sometidos a investigación.

Los agentes que se encargan de elaborar la lista incluyen también la red de relaciones familiares, de socios, conexiones políticas, etc. Todas las transferencias de las cuentas congeladas o bajo investigación ayudan a crear otro mapa muy útil de las redes de circulación del dinero.

Aunque usted no lo crea, ningún operador del Madurismo, incluyendo los torturadores de la Dgcim, tiene toda su fortuna –por la cual mantienen su lealtad- en bolívares soberanos. Muchos tienen dólares o euros, que reciben en efectivo como paga de quince y último.

Otros tienen oro guardado. Posiblemente muchos de los agentes no tienen donde morirse. Pero tienen familias. Y facturas que pagar. Y quieren tener futuro para ellos y sus hijos.

Imagínese ustedes al mayor Alexander Gramko Arteaga, director de Asuntos Especiales del Dgcim, acusado de torturador del capitán Rafael Acosta Arévalo. O del coronel Hannover Guerrero, jefe del Dgcim en Boleita, donde recluyen a una buena parte de los presos políticos para fines de tortura. O el jefe de inteligencia militar Rafael Franco Quintero. Y sus esposas, hijos, primos, socios, etc. La lista es larga, y también funciona como una base de datos de fugitivos.

Este es el terreno movedizo que rodea al dictador Maduro y que es una realidad gracias a las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Y gracias también a las sanciones que Maduro, a regañadientes, está buscando no quedarse por fuera en las conversaciones sobre el futuro de Venezuela.

 

El poder de Juan Guaidó

 

Hay quienes piensan que al participar en las conversaciones en Barbados, Guaidó no solo se está dejando engañar por el régimen sino que exhibe debilidad al tomar un camino que no va a producir los efectos buscados (cese de la usurpación, etc). Hay también activistas, principalmente en las redes sociales, que consideran a Guaidó como un traidor por negociar elecciones. O permitir que la dictadura gane tiempo. O porque no decide, de una vez por todas, lanzar un ultimátum y convocar fuerzas extranjeras para iniciar la ofensiva armada contra Maduro. Los críticos de Guaidó deberían prestar más atención a lo que dicen los voceros en Washington. Porque lo que se ha logrado avanzar hasta ahora en la épica venezolana, querámoslo o no, ha sido posible después que Estados Unidos puso detrás de Guaidó su peso específico. Todas las decisiones de Guaidó, son consultadas o al menos informadas a Washington. Es lo que por cierto, hace Maduro con La Habana. La decisión de acudir a Oslo fue acompañada por el enviado especial Elliott Abrams. Las fallidas negociaciones con Padrino y Moreno que culminaron con el evento del 30 de abril, mostraron un tipo de ofensiva que Guaidó y equipo desplegó, sin que nadie sospechara.

¿Puede Guaidó convencer a Trump para que autorice una intervención armada, de cualquier tipo, aunque se trate de operaciones quirúrgicas? Está claro que esta administración estadounidense no quiera lanzarse al agua de la intervención armada. ¿Puede Guaidó armar una coalición de ejércitos multinacional, solo con invocar el Tratado Interamericano de Acción Recíproca (TIAR)? No parece una tarea sencilla, después de que importantes organismos como el Grupo de Lima, y la comunidad europea, han declarado ex profeso que no aprueban la vía armada. ¿Puede Guaidó organizar su propio ejército, con o sin mercenarios, con la participación de venezolanos de dentro y de afuera, civiles, policiales y militares, retirados o no, para salir de Maduro? Esta interrogante tendría una adicional: ¿Quién va a pagar por el costo de ese ejército? Otras propuestas, como la de nombrar un gobierno de transición ya, con ministros, canciller y presupuesto, enfrentan las mismas interrogantes, casi todas relativas a los recursos económicos.

Si Guaidó se lanza por el camino de la lucha armada, surgen aún más preguntas. Y no es menos fácil, si en vez de una acción militar, se organiza una acción policial, para detener y juzgar a los criminales del régimen buscados por la justicia de varios países.

El camino electoral tampoco está exento de obstáculos, pero es una opción, que por ser supuestamente “pacífica”, cuenta hasta con el apoyo de los críticos obispos venezolanos y un creciente grupo de países. Finalmente, hay quienes proponen que ya Guaidó no es garantía de cambio y que por lo tanto hay que sustituirlo. Más preguntas, posiblemente sin respuestas: ¿Quién sería el sustituto? ¿El líder más popular? ¿Cómo sería seleccionado? ¿Contará con el apoyo internacional? Esta estrategia de cambiar el caballo en medio del río, ¿Generará fuertes resistencias en las potencias que, como Estados Unidos, tienen mucho capital político invertido en la actual crisis venezolana? Ninguna de las opciones son fáciles. Pero es momento de decisiones.

 

Golpes a la línea de flotación

 

La captura del barco Gayane en el puerto de Filadelfia, Estados Unidos, con 20 toneladas de cocaína fue un evento que rompió records. Se calcula que el valor del cargamento en la calle es de aproximadamente $1,300 millones. El barco, que era propiedad de J.P. Morgan, salió originalmente de Perú, pero fue en Ecuador dónde las autoridades creen que fue cargado, en una operación que implicó obligatoriamente los grandes carteles colombianos, y en especial de los grupos operativos de las Farc, que siguen controlando el negocio. Al principio no aparecieron más conexiones. Pero según las investigaciones, el involucramiento de las Farc en la operación es la prueba de que los carteles venezolanos también están implicados, y esto es exactamente lo que los investigadores federales están tratando de comprobar.

Si se confirma esta conexión, el golpe a la economía de los carteles puede afectar también la economía paralela que sostiene la dictadura en Venezuela. La captura de este barco es el resultado de un notable incremento de operaciones de inteligencia norteamericana para contener el tráfico de cocaína, cuyos beneficios ingresan al flujo de caja controlado por Maduro y Diosdado Cabello.

 

Las otras negociaciones que no son en Barbados

Chavismo arribó a Barbados para entablar diálogo con la oposición

El escenario de las conversaciones en Barbados han ocupado toda la atención, y ha provocado frustraciones por la falta de resultados que se traduzcan en la salida de Nicolás Maduro. Sin embargo, Barbados no es el único escenario de negociaciones, ni los enviados de Maduro son los únicos que “dialogan” para organizar su salida. Los militares, que tienen vida e intereses propios, negocian a espaldas del régimen.

Las negociaciones informales se producen en múltiples vías, no únicamente con la oposición sino con factores internacionales. Padrino y Ceballos Ichaso, que mantienen el liderazgo, sostienen encuentros regulares dentro de Fuerte Tiuna con el resto de los jefes militares. Tras el nombramiento de Fabio Zavarse Pabón, la Guardia Nacional Bolivariana es el único cuerpo que verdaderamente controla Maduro, quien tiene por delante un camino empedrado de intrigas y traiciones. La única coincidencia con las negociaciones de Barbados es: todos, incluso amplios sectores del régimen, buscan la salida de Maduro. Las condiciones de su salida es el precio a pagar.

La DEA tras los aviones “enchufados”

Maduro ha cometido más seis mil ejecuciones extrajudiciales según la ONU

Las autoridades federales confiscaron y luego subastaron el avión propiedad del empresario venezolano Esteban Fraga, siglas N500EF, bajo presunción de lavado de activos. La aeronave fue rematada recientemente por menos de $500,000, tras haber sido decomisado el año pasado por órdenes la DEA, que investigaba a Fraga por sus lazos con el gobierno venezolano. Curiosamente, la aeronave estaba asignada a la presidencia de Venezuela cuando llegó Chávez al poder, pero fue puesto en venta porque el Comandante no quería trasladarse en aviones de fabricación norteamericana, por consejo de los cubanos.

Fraga lo adquirió en 2001, y lo modernizó para venderlo, pero al final lo dejó para su uso personal. El avión podía cruzar el Atlántico, por la ruta Caracas-Azores, y de allí a Europa continental. La aeronave fue decomisada por la DEA porque se sospechaba que transportaba dinero en efectivo. Fraga intentó recuperarlo, pero no tuvo éxito. Según fuentes, su visa norteamericana, como la de centenares de venezolanos con conexiones con el gobierno, le fue revocada. Fraga es el heredero de la fortuna vinculada a la empresa Agroisleña, expropiada por Hugo Chávez en 2010. Tras la expropiación, Fraga desarrolló una relación con sectores militares en Venezuela, lo cual levantó alarmas en Estados Unidos, donde Fraga mantenía media docena de empresas, entre ellas FL Aviation Corp; Next Level Aviation; Sky Aviation y Aviation Team, Inc. Fraga desarrolló vínculos con Bielorrusia, donde tiene intereses al menos desde 2010, y a donde llegó para establecer una ruta Minks-Caracas, según fuentes.

El avión G-III de Fraga no es el único en los últimos años en ser decomisado. Otros empresarios y operadores como Samark López; Alejandro Andrade y Raúl Gorrín, vieron varios de sus aviones decomisados por agencias federales en Estados Unidos.

 

El impacto de Maduro en Cuba

 

La llegada de Nicolás Maduro permitió a los cubanos consolidar su poder en Venezuela, cumpliendo al pie de la letra con el plan de ingeniería totalitaria que lleva el trademark de La Habana. En un precipicio, el país cayó en un período de poco más de cinco años. EL objetivo, como en Cuba, era empobrecer el país para eliminar las amenazas internas contra la dictadura, tal y como hizo Fidel Castro en Cuba. Pero los efectos han sido devastadores, no sólo para Venezuela sino para la isla.

Un reciente estudio del Real Instituto Elcano, de Madrid, reveló el verdadero rostro del desastre de Maduro para Cuba. El comercio bilateral bajó de $8,500 millones en 2012, a $2,200 millones en 2018. Las exportaciones de bienes de ambas naciones pasó de $2,400 millones a $375 millones en el mismo período. Las importaciones entre ambas naciones cayó un 70% en ese período de 6 años. La crisis en Cuba, potenciada por las sanciones de Estados Unidos, que a su vez fueron implementadas en represalia por el apoyo de La Habana a Maduro, ha retrocedido a Cuba a los tiempos depresivos de 1990. Los envíos de combustible han caído a apenas un tercio de lo que Venezuela enviaba a Cuba en 2012.

“Si Venezuela cae, Cuba también”, aseguran los expertos Carmelo Mesa-Lago y Pavel Vidal Alejandro, en un trabajo muy reciente. Las preguntas sin respuestas siguen siendo: ¿Cuál es la lógica de esta destrucción? ¿Cómo y a quién beneficia? ¿Por qué se arriesga Cuba a conducirse al borde del colapso revolucionario?

 

¿Podría Trump afectar su reelección por Venezuela?

 

La respuesta a esta interrogante es aún especulativa -faltan poco más de 16 meses para las elecciones 2020 y las tendencias pueden cambiar-. Pero algunas estadísticas y opiniones arrojan luces desde ya. El número de venezolanos residentes en Estados Unidos asciende a 418,000 según estimaciones del Censo 2017.  De ese total, unos 120,000 tienen derecho a voto, según cálculos de Eduardo Gamarra, politólogo de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), una cifra que podría ser mayor. Pero el voto venezolano no está solo, si se acepta la posibilidad de que otras nacionalidades como los cubano-americanos (2,315,000 aproximadamente) y los nicaragüenses-americanos (unos 390,000), afectados por igual con una crisis que tiene un mismo origen, se unan en un grupo electoral sensible a la política de Washington contra Maduro, Castro y Ortega, especialmente atentos a las señales de “aburrimiento” de Donald Trump frente al tema.

En las últimas elecciones de 2016, Trump ganó la Florida por la mínima diferencia de 1.8% del electorado, unos 118,000 votantes. Si la impaciencia de Trump lo lleva a relajar la presión para sacar a Maduro, el apoyo electoral de la demografía venezolana-cubana-nicaragüense podría influir negativamente las posibilidades de Trump en 2020. Pero la impaciencia presidencial no es el único factor a considerar según expertos. Entre 2014 y 2018, más de 85,000 venezolanos solicitaron asilo político en Estados Unidos alegando persecución del régimen de Maduro, según cifras de las Naciones Unidas. Muchos de estos casos están aún en proceso. Pero el índice de aprobación de asilos no ha sido el más óptimo.

En lo que va de 2019, por ejemplo, de 372 casos procesados, se les negó el asilo a 130 personas, un tercio del total. En 2018, el porcentaje fue más alto: de 247 aplicaciones procesadas, se aprobaron 134, y se negaron 113 asilos, alrededor de un 40%. Aunque importantes dirigentes republicanos han promovido un Tratado de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos, no hay señales claras de que será aprobado en esta administración, cuya política más controversial ha sido combatir la inmigración ilegal en territorio norteamericano.

Con las crecientes críticas al estancamiento de los esfuerzos para desmantelar la organización criminal de Nicolás Maduro-Raúl Castro, el fracaso de la estrategia norteamericana contra Maduro podría ser más que una simple preocupación del comando de campaña de Trump.

 

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