Capitán Caguaripano sufrió desprendimiento de sus testículos por torturas del Sebin
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Ya se cumplieron dos años del secuestro del capitán de la Guardia Nacional Juan Carlos Caguaripano, por esbirros del régimen de Nicolás Maduro, acusado de rebelión militar y traición a la patria.
(Primer Informe)
La esposa del Capitán, Irene Olazo de Caguaripano, destacó que su conyugue lleva dos años de torturas físicas y psicológicas, a las que “ha estado resistiendo”.
Destacó que “debido a las torturas llegó a tener desprendimiento de sus testículos”, y no ha sido evaluado por médico especialista, por lo que aseguró que “el mundo tiene que enterarse de lo que está pasando en Venezuela”.
Asimismo, resaltó que lleva un año sin poder verlo, ya que tuvo que salir de Venezuela debido a que fue víctima de un secuestro, por lo que teme por su vida y la de su hija.
Por otra parte, Irene de Caguaripano denunció que al abogado de su esposo le fue prohibida la entrada al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), donde se encuentra recluido, con el objetivo de impedir que lo pueda ver para conocer su estado físico e interferir en el proceso de su defensa.
El capitán Juan Carlos Caguaripano se adjudicó el ataque al Fuerte Paramacay, ubicado en el estado Carabobo, guarnición de donde desapareció un lote de armas de guerra y municiones, el pasado 6 de agosto del 2017.
Él es otro de los presos políticos de la narcodictadura que reina en Venezuela, donde cualquiera que se atreva a ir en contra de Nicolás Maduro, y de alzar su voz para pedir el retorno de la libertad, la democracia y el civismo, es calificado de “traidor a la patria” y sufre terribles consecuencias que pueden llevarlo incluso hasta la muerte, como es el caso del concejal Fernando Albán, quién murió a manos de los esbirros del Estado, mientras estuvo secuestrado en los calabozos del Sebin.
Las torturas aplicadas por los esbirros del régimen, forman parte del adoctrinamiento que los cubanos importaron a Venezuela, quienes desde hace años penetraron en las filas de las Fuerzas Armadas venezolanas y en todas las instituciones del Estado, protegidos y financiados, primero por el fallecido Hugo Chávez y luego por el narcodictador Nicolás Maduro, ya que es una de las maneras que usan para silenciar a quienes no siguen su línea revolucionaria.
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