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El misterio de la sospechosa desaparición de Daniel Ortega

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El misterio de la sospechosa desaparición de Daniel Ortega

Se le vio por última vez el 12 de marzo en una reunión virtual con otros líderes del Sistema de Integración Centroamericana, discutiendo estrategias para enfrentar el COVID 19 y hasta el momento no se sabe nada más de él.

Pablo Barrios

La ausencia del presidente de Nicaragua genera dudas e incertidumbre en la población, en un momento en el que todos los gobiernos del mundo buscan tomar medidas y afrontar la crisis.

«La ausencia de Ortega, combinada con una política de secretismo, causa que las personas no estén seguras de nada; esto aumenta la ansiedad que la ciudadanía está viviendo ante este evento sin precedentes», dice Eduardo Enríquez, jefe de redacción del diario local La Prensa. «Es en estas situaciones que los países necesitan un liderazgo confiable y aquí ese liderazgo está ausente», agrega.

Para muchos, en Nicaragua esconder la crisis del COVID 19 tiene un solo propósito: declarar un estado de excepción por emergencia ante la crisis de una infección masiva y así suspender las elecciones. El motivo es evidente, el presidente Daniel Ortega no ha salido ni pronunciado ninguna palabra en 22 días, ni siquiera por la reciente muerte de su compañero de celda Jacinto Suárez, una persona muy cercana históricamente a su entorno de poder. Ni siquiera se produjeron homenajes póstumos, más que un escueto mensaje de la Vice Presidenta Rosario Murillo en forma de boletín.

En las redes sociales el rumor sobre su muerte se extendió como incendio en la sabana. La llegada reciente a Managua de una comisión de enviados cubanos propulsó otros rumores: que arribaron fue para estabilizar a Ortega, quien estaría en una crisis grave de salud y en peligro de muerte.

En Nicaragua ya han declarado numerosos casos de neumonía: 22,713 con 66 muertes al 28 de marzo, según fuentes oficiales. Pero según reporta el diario La Prensa, el Ministerio de Sanidad tiene prohibido el ingreso en aduanas de cualquier prueba que detecte el COVID 19.

Esta pandemia es la única forma de aguantar la crisis política que se le viene encima a Daniel Ortega ya que, o muere o tiene que renunciar por su estado de salud.

Ya Rosario Murillo tiene el acuerdo de suspensión de las elecciones por la crisis del COVID 19 listo en la Asamblea, según fuentes familiarizadas, para hacerlo efectivo a la brevedad y así convertirse en la próxima Presidenta de Nicaragua.

Rosario Murillo, la voz que manda

«¿Y Ortega? ¿Por qué no aparece para nada? Esconde la cara, su régimen es negligente e irresponsable, poniendo en peligro la vida de los nicaragüenses», escribió el pasado 20 de marzo la exguerrillera sandinista Dora María Tellez en Twitter.

Todos los días, al mediodía, Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Ortega,informa del avance del coronavirus en el país. Lo hace a través de los canales oficialistas y brinda pocos detalles.

Murillo es la voz oficial del gobierno en el país centroamericano y quien, en medio de poemas y versículos bíblicos, insiste en recordarle a los nicaragüenses la existencia de Ortega: «Nuestro comandante Daniel nos orienta, nos instruye, y él mismo está en comunicación y coordinación con todas nuestras autoridades», asegura.

La ausencia de Ortega y la centralización de la información alrededor del coronavirus genera dudas sobre si las cifras que brindan son reales: apenas 5 casos y un solo muerto.

Nunca había desaparecido tanto tiempo

La desaparición de su presidente en tiempos convulsos no es ninguna novedad para los nicaragüenses. Sin embargo, esta ha sido su ausencia más larga.

«No es poco común que Ortega no aparezca en una crisis como esta. La estrategia de Rosario Murillo es convertirlo en una especie de deidad. Él no sale a dar malas noticias. Ortega no aparece más que para dar buenas noticias, instrucciones finales, lo demás lo hacen otros», afirma Eliseo Núñez, analista político.

En abril de 2018, cuando estalló la crisis sociopolítica en Nicaragua, Ortega apareció cuatro días después de iniciadas las protestas en contra de su gobierno y cuando ya se contabilizaban más de 30 manifestantes asesinados.

En 2017 no se le vio durante la emergencia provocada por la tormenta Nate que dejó al menos 16 muertos en el país.

Mientras Ortega sigue encerrado, Murillo cada mediodía anuncia inauguraciones de proyectos, ferias, ofertas turísticas para veranear en Semana Santa y los nicaragüenses buscan la manera de protegerse para lo que viene.

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