Análisis

Lo que el movimiento Black Lives Matter no quiere ver en Venezuela

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Lo que el movimiento Black Lives  Matter no quiere ver en Venezuela

Redacción | Primer Informe 

Las protestas por la muerte de George Floyd a manos de la policía de la ciudad de Mineápolis han llegado a todo el mundo, reanimando reclamos para poner fin al racismo. Detrás de todo eso, Black Lives Matter se ha convertido en la bandera global de un movimiento que pide igualdad racial y que quiere poner el foco en la brutalidad policial en los Estados Unidos.

En total, en ese país de más de 300 millones de habitantes, 1.004 personas murieron por acción de la fuerza policial en el año 2019. De todas esas muertes, 49 correspondían a ciudadanos que estaban desarmados cuando fueron asesinados por la policía y en esa cifra solo se contaban 9 ciudadanos negros.

La violencia policial es alarmante según la izquierda estadounidense y cuando la comparan con países como Finlandia y Reino Unido así parece. Pero estos países tienen poblaciones mucho menores a la de EE.UU. además de presentar una incidencia de crímenes violentos que es insignificante comparada con la de los norteamericanos.

A los líderes del Black Lives Matter parece que solo les importa la violencia policial cuando pueden sacar partido político de ella. La fundadora de ese movimiento, Opal Tometi, ha dicho que el discurso político de Maduro es «inteligente» pero nunca ha dicho una palabra sobre los crímenes de la policía chavista.

15 muertos en manos de la policía todos los días

La gravedad del problema de la violencia policial en Venezuela es inocultable. Durante 2019, mismo año en que la policía usó fuerza letal contra 1.004 personas en Estados Unidos, en Venezuela, un país con una décima parte de la población estadounidense, la policía asesinaba a 5.286 personas en circunstancias muy opacas. Esas muertes son calificadas de forma general como «resistencia a la autoridad» por parte del régimen chavista.

La cifra es recabada por el Observatorio Venezolano de la Violencia en su informe anual.

La gravedad de esas muertes toma relevancia por el hecho de que la resistencia a la autoridad es un eufemismo que esconde principalmente ejecuciones extrajudiciales y el uso excesivo de la fuerza a una tasa de 19 muertes por cada 100 mil  habitantes. Casi 15 muertes en manos policiales cada día del año.

El número de muertes atribuidas a los cuerpos policiales no es mucho menor que las 6.588 que se le adjudican a la delincuencia. Tampoco es una buena señal la gran cantidad de decesos que no se investigan de ninguna forma y simplemente se archivan como muertes con causas no determinada.

Política de exterminio

El grupo policial FAES es señalado en Venezuela como uno de los más criminales.

El informe del OVV denuncia que la política chavista para lidiar con la delincuencia es la de exterminio de los antisociales. No se busca hacer cumplir la ley ni aplicar los castigos previstos, solo la eliminación física como pauta de la actuación policial.

Un ejemplo de eso es la ejecución de operativos llamados Operaciones de Liberación y Protección del Pueblo, en las cuales participan diferentes organismos de represión que se despliegan en zonas marginadas efectúan ejecuciones extrajudiciales in situ.

La actuación del cuerpo conocido como FAES, una fuerza policial élite al servicio de Maduro, ha sido de tal nivel de violencia que incluso la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió su disolución y que se estableciera un mecanismo para investigar los asesinatos que ha causado.

Pero la violencia y brutalidad policial en Venezuela no se circunscriben exclusivamente a muertes. Desde el año 2014,  prácticas ilegales para el control de orden público, incluso el uso letal de la fuerza, están ampliamente documentadas. Tan solo en 2017 esas muertes ascendieron a más de 150.

Episodios en donde funcionarios de cuerpos de represión han embestido con vehículos blindados a manifestantes han sido registrados en varias ocasiones. Ha habido incluso casos muy notorios como el del joven de 16 años llamado Rufo Chacón, quien quedó ciego luego de que la policía del estado Táchira, al occidente de Venezuela, le disparara a la cara con perdigones de goma causando un daño irreversible en sus ojos.

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