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Policía holandesa capturó a narcotraficantes que construyeron una cámara de tortura imitando técnicas de carteles mexicanos

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Policía holandesa capturó a narcotraficantes que construyeron una cámara de tortura imitando técnicas de carteles mexicanos

Violencia relacionada con el narcotráfico se ha intensificado durante la última década en Holanda y salpica también a Bélgica.

Redacción | Primer Informe

Una compleja operación para ejecutar secuestros, torturas y asesinatos fue desmantelada por la Policía de los Países Bajos. Un peligroso grupo criminal había planificado, hasta el mínimo detalle estas acciones para atacar a integrantes de bandas rivales.

Para cumplir con ese objetivo, la organización mafiosa, autodenominada La Alianza, había instalado siete contenedores con aislamiento sonoro. Seis se dedicarían a ser usados como celdas. El otro era una sofisticada sala de tortura.

De acuerdo con lo reportado en el diario El Mundo, la sala de torturas contaba con una silla de odontólogo atornillada al suelo y equipada con correas para inmovilizar a la víctima que quedaría siempre monitoreada por una cámara de vigilancia.

Adentro también encontraron instrumentos de tortura: tijeras de podar, sierras, escalpelos, alicates, esposas, cinta adhesiva, pasamontañas y bolsas negras de algodón para cubrir la cabeza de la víctima.

Los contenedores también estaban forrados con papel térmico por dentro para impedir que detectores de calor pudieran determinar desde el exterior si había personas adentro.

Este hallazgo revela cómo las organizaciones criminales europeas, están replicando tácticas empleadas por los carteles de la droga latinoamericanos. Por ejemplo, el Cartel Jalisco Nueva Generación, es conocido  por difundir videos de las torturas a las que somete a los miembros de organizaciones rivales con el fin  de infundir terror.

Los pioneros en esta práctica fueron Los Zetas, el brazo armado del cartel del Golfo, compuesto por desertores de cuerpos de élite las Fuerzas Armadas de México.

La delincuencia relacionada con el narcotráfico se ha intensificado durante la última década en Holanda, cobrándose decenas de vidas entre la ciudad belga de Amberes y la holandesa Ámsterdam.

Los narcotraficantes también han comenzado a reclutar a personas cada vez más jóvenes. A los menores les encargan asesinatos a sangre fría de sus enemigos, e incluso para disparar contra familiares de testigos protegidos.

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Policía de los Países Bajos penetra las comunicaciones de los grupos narcotraficantes para anular su operación.

Descubiertos por la policía

Los criminales habían disfrazado su operación como un negocio de carpintería y habían pasado desapercibidos para los vecinos de la pequeña aldea de Wowse Plantage. Pero el plan de los narcotraficantes tenía una falla: sus comunicaciones.

La policía holandesa había accedido a la red telefónica segura Encrochat, por la que se comunicaban, y que pensaban estaba encriptada.

Las autoridades siguieron durante meses, en tiempo real en directo durante meses todos los chats que se intercambiaban los miembros de la organización, ahora reconocida como uno de los grupos criminales más peligrosos que ha visto Europa.

Afortunadamente nunca pusieron en uso las instalaciones de detención y tortura. Las fuerzas de la Policía se les había adelantado para poner sobre aviso a las víctimas y trasladarlas a un lugar secreto, mientras continuaba la investigación.

«La enorme violencia que esa gente quería usar, los términos que aparecían en los chats, eran terribles. pero siempre estuvimos un paso por delante. Al actuar a tiempo, logramos evitar cosas realmente trágicas», dijo Andy Kraag, jefe de investigaciones en la Policía Holandesa.

Las víctimas elegidas para estrenar la sala de torturas eran miembros activos de grupos criminales de la banda rival, a quienes se pretendía sacar del negocio quedándose con su droga.

Las agentes hicieron redadas en 13 ciudades y detuvieron a seis hombres, acusados de preparación de secuestros, toma de rehenes, abusos graves y extorsión, posesión de armas. Un juez de Ámsterdam decretó su prisión provisional.

El cerebro detrás de la organización había sido identificado en abril: se llama Robin y regentaba un gimnasio en Utrecht varias veces tiroteado en los últimos años.

Uno de sus empleados desapareció de la noche a la mañana y se le asocia con varios crímenes, nunca demostrados. Vivía en un ático de lujo en el corazón de La Haya.

 

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