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Desertora médica cubana describe cómo fue obligada a hacer campaña electoral por Hugo Chávez en Venezuela

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Desertora médica cubana describe cómo fue obligada a hacer campaña electoral por Hugo Chávez en Venezuela

Un testimonio cuenta que contó una gran decepción cuando le tocó hacer campaña por Chávez en Venezuela, mintiendole al pueblo y regalando medicina cubana que faltaba en su país.

Redacción | Primer Informe

El tema de la explotación laboral y las denuncias de esclavitud moderna contra el régimen cubano en detrimento de los médicos de la isla que son enviados en misiones a otros países, continúa. Aunque unos lo ven como simples «misiones internacionales» de medicos con la intención de llevar ayuda solidaria los pueblos necesitados del mundo, las denuncias detallan estás misiones como un negocio redondo por parte del gobierno de Cuba.

El relato de la doctora cubana Marta Fernández Cordobés, confirma el uso político y mercantilista que Cuba y Venezuela le han dado a las misiones médicas de Cuba, que plagan ola tras ola a Venezuela y que reportes de inteligencia confirman que también vienen con algunos espías y especialistas en áreas militares o de inteligencia.

Fernández Cordobés cuenta sus inicios en la medicina dentro de Cuba, y relata que luego de graduarse inició su servicio social trabajando en una comunidad en el interior de la isla. Al final del periódo estaba deseosa de regresar para seguir estudiando con la intensión de actualizar conocimiento y lo más importante, gestionar un contrato laboral en el exterior, lo que se conoce como «Misión Internacionalista», que le iba a permitir amortiguar las necesidades económicas a las que estaba expuesta por su bajo sueldo.

«Tras mi regreso a la civilización contacté con un ex compañero de estudios que había tenido el buen tino de dejar de prescribir recetas y dedicarse a cuestiones administrativas dentro del Ministerio de Salud. Este ex colega era nada más y nada menos que el encargado de seleccionar quiénes integrarían las brigadas médicas de la provincia que irían al exterior. Me bastaron par de charlas informales y una invitación a comer en casa para que el hombre que tenía las llaves de la “Misión” me asegurase un espacio en el grupo que estaba formando para salir con destino a Haití», dijo Marta al portal Cubanet.

Marta Fernández Cordobés contó que su primera misión fue a Haití en el 2004. Con ella dos cosas llegaron a motivarla para trabajar en el exterior. Aparte de ser parte de los agraciados también podía resolver el «tema económico y la posibilidad de viajar, de salir de la isla-prisión y conocer otros países».

No obstante, a su llegada a Haití no hubo firma de contrato ni tampoco una discusión previa sobre el salario que iba a percibir. Tampoco hablaron sobre el lugar donde viviría, ni dónde iba a trabajar o cuáles eran las condiciones de seguridad que había en la comunidad que la recibiría. En fin, su llegada a Haití fue a ciegas.

«Lo único que recuerdo haber firmado fue un documento en el que la parte contratante, no tengo claro si era el Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP), la Organización Panamericana de la Salud u otra entidad, se comprometía a pagarnos de por vida un estipendio de 50 dólares. Esto no tenía que ver directamente con el salario. También recuerdo una cláusula que aparecía en letras chicas que contradecía lo anterior, pues estipulaba que los pagos continuarían mientras le fuera posible al contribuyente. En ese momento no le di importancia, pero meses después de regresar a Cuba supe lo que significaba. Un buen día nos dejaron de sufragar esta mensualidad, y cuando reclamamos los funcionarios del Ministerio de Salud nos dijeron que ya no podían seguir distribuyendo esa paga», comentó la doctora.

Marta asegura que a pesar estar en desacuerdo con la respuesta no podía hacer nada pues había dos opciones, quedarse allí o regresar a Cuba. «Conozco al menos un caso de una doctora que reclamó mejoras de las condiciones que le habían impuesto para trabajar y fue regresada a Cuba deshonrosamente», explicó.

La profesional de la salud dijo que luego de arribar a Haití lo primero que le hicieron fue despojarla de su pasaporte. También le pasó en otra misión a la que fue a Venezuela. En ambos países cuando dejaba de trabajar «tenías que regresar hasta la residencia y no podías salir más. Si incumplías este mandato te imponían diferentes castigos, y de acuerdo a la gravedad del asunto podían regresarte a Cuba».

Marta solo se dió cuenta de la penosa situación durante su estadía en Venezuela, y luego de un buen tiempo. «Al área donde yo trabajaba iba un civil cubano casi a diario, y por su comportamiento nos dimos cuenta de que era de la Seguridad del Estado».

«Pero no sólo tenías que cuidarte de este tipo de individuos; había que cuidarse hasta de los compañeros de trabajo. Mi puesto estaba a escasos metros de la frontera con República Dominicana. En una ocasión me vi forzada a pasar del lado dominicano para contactar a una familia, ya que donde estaba no había ni teléfono. Al regreso la enfermera que me acompañó redactó un informe donde me señalaba como posible desertora. A consecuencia de eso fui interrogada por funcionarios de la Seguridad de la Misión», contó la doctora cubana.

Marta contó que al menos en Haití las condiciones para vivir eran deplorables. Vivían en el mismo puesto médico o en domicilios sin agua, sin energía eléctrica y en muchos casos, incomunicada.

«Nos soltaron allí sin conocer el idioma, y fue terrible para comunicarnos con ellos. Hasta que con el tiempo te ibas familiarizando y ‘machacabas’ algo», contó.

La médica asegura que a las misiones cubanas las colocan generalmente dónde los galenos locales no quieren ir por falta de condiciones, la lejanía o el peligro de la zona, entre otras cosas. «Nos ubican en zonas donde están activos conflictos armados, o fronteras donde el crimen organizado es muy activo».

Supe de médicos cubanos asesinados por la delincuencia. Conocí a uno involucrado en una trama pasional que le costó la vida. De igual modo nos mandaban a puntos calientes de epidemias en los que terminábamos enfermando, muchas veces sin las condiciones de protección idóneas, por lo que quedábamos expuestos a enfermedades contagiosas como dengue o paludismo», dijo la galena a Cubanet.

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El chavismo y los médicos cubanos

Comenta que durante su misión a Venezuela le tocó vivir en una casa junto a otros de sus colegas. «Tres compañeras y yo dormíamos en el mismo cuarto, en otro dormían cuatro más y en un tercero tres. Te imaginarás que en ciertas horas pico el sanitario, la cocina, ambos de uso colectivo, eran un caos. Pero aun así cuando comparas las condiciones de allí con Haití eran cien veces mejores. Al menos allá (Venezuela) teníamos televisión, internet».

Marta describe un punto importante que cambió su percepción sobre el carácter humanitario que la propaganda gubernamental le atribuyen a estás «misiones». «A pesar de los móviles que ya expliqué para mi salida de Cuba, si te soy sincera, en lo personal, yo sentía que lo que hacía en Haití tenía un carácter humanitario y me enorgullecía de ello. Sin embargo, durante una de las elecciones que tuvieron lugar en Venezuela, con Hugo Chávez aún vivo y donde la oposición tenía grandes posibilidades de derrotarle, nos sacaron de Haití y nos mandaron para allí. Luego me percaté del alto valor propagandístico que acompañó nuestra llegada al país suramericano, esto sin demeritar el aspecto económico: Venezuela pagaba más. Fue entonces cuando se hizo pedazos la imagen idílica que me había hecho de aquellas misiones», dijo visiblemente decepcionada está joven cubana.

«En Venezuela cuando había elecciones cogían a los médicos y enfermeros del programa Barrio Adentro Uno y los mandaban a la calle para regalar medicamentos. Les decían: Reparte esto y diles que lo manda Chávez”.

Los consultorios estaban saturados de propaganda pro chavista. Los coordinadores eran los encargados de colocar esa propaganda. “Venezuela es una misión política, de eso no le caben dudas a nadie”.

A ciegas en la «Misión Milagro»

La segunda misión de Marta fue también en Venezuela, en el año 2005. En la nación sudamericana había una necesidades de oftalmologos y aunque ni ella ni sus compañeros tenían esa especialidad, fueron a la tierra de Chávez a servir como especialistas en patologías de la vista.

«Ante la necesidad que tenían de doctores de esa especialidad para conformar la llamada “Misión Milagro” nos prepararon a la carrera, en tiempo récord, y en cuatro meses ya contábamos con un diplomado. Podrás imaginarte que nuestra preparación era endeble, y fíjate si era así que estando ya en territorio venezolano, y ejerciendo el oficio, teníamos que acudir con regularidad a talleres destinados a saldar las lagunas que teníamos y fijar lo que habíamos aprendido con tanta premura», relató Fernández Cordobés.

Con un diplomado escueto de solo cuatro meses, los médicos integrales hacían las funciones de oftalmologos, sin operar, solo se dedicaban a efectuar valoraciones clínicas, a hacer diagnósticos de patologías como cataratas. «En caso de necesitar intervención quirúrgica los remitíamos a Cuba, donde se supone que había personal con mayor experiencia».

La precaria preparación derivaría en errores y negligencias. «Tuve un amigo venezolano al que enviaron a Cuba para operarlo y le intervinieron el ojo que no tenía dañado».

La paga

El salario percibido por los médicos cubanos es quizás, la arista más delicada y cuestionada de gobierno cubano, pues las acusaciones señalan que el Estado se queda con dos tercios del dinero que los países receptores pagan por cada médico.

«En Haití cobraba 200 dólares mensuales, y en Venezuela 160. En Venezuela el gobierno cubano cobraba más de 1 000 dólares mensuales por médico. Eso lo supimos no porque nos lo dijeron directamente, sino porque me enteré durante unas elecciones. Tú sabes que los opositores comienzan a hacer campaña contra el gobierno, y entonces ellos denunciaron lo que le pagaba el gobierno chavista al cubano. Los responsables de la misión empezaron a decirnos que eso era mentira, que era propaganda. La confirmación nos llegó de un venezolano involucrado en el programa Barrio Adentro: que nos dijo: “efectivamente, los convenios están pactados por esa cifra, pero su gobierno después les paga a ustedes lo que le parece”. En Haití eran 700, y al igual que en Venezuela lo supimos de manera extraoficial».

Ningún médico cubano quiere regresar a Venezuela

A pesar de que el régimen venezolano se jacta de quienes están al frente de la lucha contra la COVID-19 son los médicos cubanos, Marta Fernández Cordobés, asegura que a Venezuela nadie quiere regresar.

«Por las condiciones políticas y sociales que tiene, la escasez que hay. Ahora la cosa se ha invertido, antes íbamos a buscar electrodomésticos, ropa, y ahora la gente tiene que llevar hasta comida de aquí para allá. La misión más cotizada era la de Brasil, y después que se perdió esta lo son la de Qatar, Angola (he escuchado que hay problemas ahora pero no sé bien por qué), China, Arabia Saudita, Jamaica, Belice. Aun así, muchos se lo están pensando cuando les hacen la propuesta», sentenció.

 

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