La historia de la agente de inteligencia condenada por espiar para Cuba que fue liberada en EEUU
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Durante su carrera, Ana Montes fue muy apreciada por sus conocimientos sobre Cuba, mientras utilizaba mensajes codificados y papel hidrosoluble para revelar información clasificada.
Redacción | Primer Informe
Ana Montes, ex analista de inteligencia de defensa de Estados Unidos condenada por espiar para Cuba, ha sido puesta en libertad de la prisión federal de Fort Worth, Texas.
Montes, de 65 años, fue puesta en libertad el viernes tras haber cumplido la mayor parte de su condena de 25 años, según un portavoz de la Oficina Federal de Prisiones, que añadió que su puesta en libertad anticipada se debió a su buena conducta.
Montes fue analista de la Agencia de Inteligencia de Defensa durante 16 años, desde 1985. Durante su carrera, fue muy apreciada por sus conocimientos sobre Cuba. Pero bajo el radar, Montes utilizó mensajes codificados y papel hidrosoluble para revelar información clasificada. Entre los secretos que entregó al gobierno cubano figuraban las identidades de cuatro espías estadounidenses en Cuba.
En 2002, Montes se declaró culpable de conspiración para cometer espionaje en nombre del gobierno cubano. Durante su sentencia, Montes dijo al juez y a la sala que había elegido seguir su «conciencia antes que la ley».
«Creo que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente antipatriota, y me sentí moralmente obligada a ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos por imponerle nuestros valores y nuestro sistema político», dijo Montes, según The Washington Post.
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Memoria prodigiosa al servicio de los Castro
Montes comenzó a trabajar para el gobierno estadounidense en 1984 como empleada del Departamento de Justicia. Según la biografía de Montes publicada por el FBI, era abiertamente crítica con las políticas del gobierno estadounidense hacia Centroamérica. Su desaprobación acabó llamando la atención de agentes cubanos que la reclutaron para el Servicio de Inteligencia de Cuba.
Un año después, con la ayuda de otros conspiradores, Montes fue contratada en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA por sus siglas en inglés), donde tendría acceso a información clasificada de defensa nacional. Trabajó como analista de inteligencia durante 16 años, hasta su detención en 2001. Montes se convirtió en uno de los principales asesores de la DIA sobre Cuba, según el FBI.
El espionaje de Montes pasó desapercibido durante años, en gran parte porque nunca robó documentos del gobierno. En su lugar, Montes memorizaba información sensible y la tecleaba en su ordenador portátil cuando llegaba a casa, según el FBI.
Montes también recibía instrucciones de Cuba a través de mensajes cifrados en una radio de onda corta y anotaba los detalles en un papel especial hidrosoluble que podía disolverse rápidamente.
El Departamento de Justicia dijo que entre los secretos gubernamentales que Montes revelaba estaban las identidades de espías estadounidenses en Cuba.
Así crecieron las sospechas
A pesar de la cuidadosa estrategia de Montes, sus colegas empezaron a sospechar poco a poco de ella, en parte porque conocían sus opiniones sobre política exterior, según el FBI.
Finalmente, en 1996, un compañero dio la voz de alarma sobre Montes a un funcionario de seguridad que la entrevistó. Aunque ella no admitió nada, esa entrevista se convirtió más tarde en una pieza crucial en la búsqueda del FBI para descubrir a un agente cubano que operaba en Washington.
En 2001, Montes fue detenida en su despacho de la sede de la DIA.
El FBI dijo que la motivación de Montes para espiar era «pura ideología», ya que no aceptaba dinero alguno por compartir información clasificada, salvo algunos reembolsos.
Información de NPR.
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