“Nicaragua enfrenta dos crisis: Ortega y el Coronavirus”, dice obispo en el exilio
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En 2018 la Iglesia tuvo que afrontar una realidad de 400 muertos, miles de desaparecidos y torturados en prisión.
Redacción | Primer Informe
El monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, exiliado en 2019 a solicitud del papa Francisco, aseguró que Nicaragua batalla contra la crisis social y política y la pandemia de coronavirus calificada por el régimen de Daniel Ortega como “una gripe común”.
“El gobierno de Nicaragua, en lugar de combatir la pandemia con medidas que podrían bloquear su propagación, básicamente promovió eventos masivos para que más personas se enfermaran”, señaló el monseñor.
Agregó que Ortega “minimizó la enfermedad, no suspendió las clases, no promovió la distancia social y la curva exponencial de contagio está creciendo a un ritmo alarmante. Ahora estamos sufriendo una doble crisis en este pequeño país, que además de ser muy pobre, ha sufrido mucho, pero cuyos habitantes tienen creencias profundas y eso es algo muy esperanzador”.
El obispo, quien se encuentra en Miami, salió de Nicaragua a principios de 2019, a pedido del Sumo Pontífice porque su vida corría peligro. Báez había sido calificado por Ortega como el líder de una revuelta social que integraban otros 11 obispos del país y el representante papal, el arzobispo Waldemar Stanisław Sommertag.
El católico, según Nuestra Voz, ha utilizado la red social Twitter para dar muestra de sus críticas directas al gobierno de Ortega, etiquetándolo como “dictador”.
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“Desafortunadamente, tengo que estar lejos del país, pero para un sacerdote, no existen tiempos ni distancias, y el pueblo nicaragüense sabe que estoy con ellos, con mi oración y a través de las redes sociales”, dijo el monseñor.
Para el prelado existen tres características que distinguen a Nicaragua. La primera es que se trata del “segundo país más pobre del continente, con una población de más de seis millones de personas, la mayoría viviendo por debajo de la línea de pobreza”, la segunda es que “es un país sin una cultura democrática consolidada” y la tercera trata de “una nación donde la Iglesia Católica es fuertemente sacramental y ‘tradicionalista’, pero también extremadamente cercana a su pueblo, con una voz considerada relevante y respetada”.
La rebelión de 2018
El obispo auxiliar de Managua se refirió a las protestas de 2018, por la propuesta de reforma del sistema de seguridad social, que habría aumentado la contribución de los trabajadores y reducido las pensiones de los ancianos, como una “rebelión cívica y pacífica”.
“Nadie esperaba semejante reacción de la sociedad. En lugar de ser escuchado con respeto por el gobierno, con la intención real de considerar y proponer soluciones democráticas para la población, la respuesta fue represión violenta por parte de la policía, el ejército y los paramilitares, que eran civiles armados con armas”, dijo el monseñor Báez.
Agregó que la Iglesia tuvo que afrontar una realidad que integraba más de 400 muertos, miles de desaparecidos y torturados en prisión, además de los exiliados.
“Los que fueron atacados y asesinados eran miembros de nuestras parroquias, de nuestras comunidades, y vinieron a buscar nuestro apoyo, palabras de consuelo y, sobre todo, protección”, explicó.
Para entonces Ortega le había solicitado a la Iglesia que intercediera con un diálogo nacional; sin embargo la institución eclesiástica se encontró en una situación incómoda. La reacción desencadenó un quiebre total y el gobierno comenzó a tildar a los obispos de “terroristas y golpistas”.
Báez aseguró que el papa Francisco está al tanto de la situación de Nicaragua, a tal punto que ha hablado al respecto sin tomar partido.
“El Santo Padre estuvo muy cerca de la conferencia de obispos, con sus mensajes, consejos y oración”.
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