Putin destituyó a su general ‘carnicero’ tres meses después de hacerlo jefe de la invasión a Ucrania
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El general Valery Gerasimov sustituye a Sergei Surovikin, mientras lo paramilitares de Wagner siguen golpeando ciudades ucranianas.
Redacción | Primer Informe
Entre bastidores de la cúpula militar rusa hay una fuerte agitación. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, con la aprobación del presidente Vladimir Putin, sustituyó al general Sergei Surovikin, que durante los últimos tres meses ha estado al mando de la invasión rusa de Ucrania. El general Valery Gerasimov dirige ahora la guerra, que dura ya casi un año.
Este cambio ha suscitado las críticas de los ultranacionalistas rusos. Se produce justo un día después de que el general Alexander Lapin fuera ascendido a jefe del Estado Mayor de las fuerzas terrestres del país. El pasado otoño, Lapin fue acusado de supervisar una pobre actuación militar en el este de Ucrania.
Mientras tanto, el Grupo Wagner -el equipo de mercenarios del Kremlin- se ha reforzado con miles de presos rusos violentos, que han sido reclutados y a los que se ha prometido el indulto en función de su éxito.
Gerasimov, de 67 años, es también jefe del Estado Mayor ruso. Él y el ministro de Defensa, Shoigu, han cargado con la mayor parte de la culpa por la fallida planificación de la guerra. El Kremlin esperaba una campaña rápida, pero la ofensiva terrestre, marítima y aérea de Putin -anunciada el 24 de febrero de 2022- parece no tener fin a la vista.
El Ministerio de Defensa ruso ha justificado vagamente la reorganización del alto mando alegando que es necesaria debido a «la ampliación de la escala de las tareas por resolver; la necesidad de organizar una interacción más estrecha entre las distintas ramas de las fuerzas armadas; y de mejorar la eficacia del mando y control de los grupos de combate».
Gerasimov será ahora el jefe de las fuerzas combinadas que combaten en Ucrania. Tendrá al general Oleg Saliukov como comandante en jefe adjunto de las fuerzas terrestres y Surovikin -ahora degradado- actuará como comandante adjunto de la fuerza aérea.
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El trabajo de Wagner
El Grupo Wagner afirma ahora haber conquistado la ciudad ucraniana de Soledar, en la provincia de Donetsk, aunque el Ministerio de Defensa ruso y el Gobierno ucraniano aseguran a los medios de comunicación que los combates aún continúan.
Yevgeny Prigozhin -jefe de Wagner y amigo personal de Putin- está enfrentado desde hace tiempo con el ministro Shoigu, ya que intenta socavar el Estado ruso y apoderarse de recursos naturales en territorio ucraniano ocupado. Mientras tanto, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso no ha mencionado a Wagner en los últimos informes: «Las unidades aerotransportadas han bloqueado Soledar al norte y al sur de la ciudad. Las Fuerzas Aeroespaciales rusas atacan los bastiones enemigos y los escuadrones de asalto combaten en la ciudad», fue su breve comentario sobre dicha batalla.
El nombramiento de Surovikin en octubre como único jefe de las fuerzas rusas en Ucrania fue recibido con aplausos por el ala ultranacionalista del Kremlin. Las tropas rusas acababan de ser expulsadas de la región de Kharkiv por el ejército ucraniano, y la parte occidental de Kherson estaba a punto de caer. Surovikin estaba entonces al mando de la aviación rusa -había sido un firme defensor del bombardeo de civiles en Siria durante la intervención rusa, una estrategia que más tarde reproduciría en Ucrania-. Además, tenía experiencia previa en otros conflictos: desde la guerra de Chechenia hasta la represión de las protestas de los dirigentes soviéticos en 1991.
Con Surovikin al mando, las críticas al alto mando se suavizaron brevemente, aunque cientos de tropas rusas siguieron muriendo mientras las fuerzas ucranianas las repelían. La abrupta sustitución de Surovikin por Gerasimov ha sido una bofetada en la cara para los círculos ultranacionalistas, al igual que la elevación de Lapin, que ha sido atacado durante mucho tiempo por permitir que sus fuerzas se retiraran del frente en Ucrania.
En octubre, fuentes del Kremlin declararon al periódico independiente Meduza que Putin «no está realmente interesado en que un general gane demasiada popularidad con la guerra». Esto puede haber tenido algo que ver con la reciente reorganización del alto mando militar.
Información de EL PAÍS.
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