Análisis

ANÁLISIS: Venezuela, suplidor seguro y confiable de petróleo y gas

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ANÁLISIS: Venezuela, suplidor seguro y confiable de petróleo y gas

«Venezuela hasta la llegada de Chávez, fue siempre una fuente de suministro confiable, cumpliendo con sus obligaciones y exportando sus crudos y productos a sus clientes y mercados». 

Juan Fernández | Primer Informe

El mundo vive días de angustia. La invasión de Rusia a Ucrania, un acontecimiento irracional, trajo de nuevo la guerra a Europa y puso en relieve aspectos relacionados de la dependencia energética, en especial de Europa, del suministro petrolero y gasífero de Rusia. Las pretensiones imperialistas de Vladimir Putin han mostrado la valentía de los ucranianos y nos hace recordar las luchas del pueblo venezolano en búsqueda de la democracia y la libertad de nuestro país. 

Este conflicto ha incrementado de manera desmedida los precios del petróleo y el gas a niveles récord, lo cual plantea la evidente necesidad de la diversificación de las fuentes de suministro de hidrocarburos, dando a su vez un impulso al desarrollo de fuentes alternas y seguras de energía, dentro del marco de los objetivos del Acuerdo de París. De manera colateral las actuales circunstancias favorecerán la integración energética entre las naciones, un factor esencial para apoyar el sostenimiento de la economía global y su crecimiento. Por último, destaca la solidaridad y el apoyo tanto de los gobiernos democráticos como de sus ciudadanos con Ucrania, fijando la necesidad estratégica de aislar a los regímenes totalitarios, que permanecen en el hemisferio occidental.

La decisión del gobierno de los EE.UU., de prohibir las importaciones de petróleo, derivados y gas ruso a su mercado, a la cual se ha unido el Reino Unido, así como la  visita de funcionarios de la Administración de la Casa Blanca a Venezuela, crea una serie de expectativas en cuanto a la reactivación de la industria petrolera venezolana. Intereses variados pretenden mostrar una posible recuperación de la producción bajo el régimen actual y sus marcos legal y fiscal, la cual no es factible, dado que ha sido el socialismo del siglo XXI, con su política petrolera y económica, el causante de la deplorable situación que hoy presenta dicho sector, ocasionando que Venezuela haya dejado de ser un suplidor seguro y confiable del mercado global de los hidrocarburos.

Venezuela es sin dudas el país más importante de Latinoamérica en materia de recursos petroleros y gasíferos. Por ello invitamos a reflexionar sobre la coyuntura actual, desarrollando  acciones para que con el apoyo de todos, tanto de la comunidad internacional a través de sus gobiernos como de la sociedad venezolana poder volver a ser la fuente y el suplidor de suministro seguro y confiable que espera y necesita el mercado energético. Esto, con una estrategia coherente, integradora, dentro y fuera del país, para recuperar el sistema democrático y abrir el camino para establecer las reformas estructurales a la economía del país.

El mercado actual

La drástica disminución de demanda ocurrida en el 2020 por la pandemia del COVID-19 condujo al mundo a una recesión global, lo cual aunado a la incertidumbre de la demanda futura de combustibles fósiles, produjo una reducción de inversiones por parte de la industria petrolera del 38% con respecto a los años anteriores. Debido a la rápida recuperación de la demanda en 2021, esa subinversión generó una inestabilidad en el mercado por la percepción de posibles problemas de suministro, alimentada en parte por el acuerdo de la OPEP+ de ir incrementando gradualmente su producción para mantener estrecho el balance demanda/suministro. Estos eventos llevaron al crudo Brent a un precio de 90$/b a finales del 2021.

A la tendencia alcista del precio de los hidrocarburos de comienzos del 2022, se agregó la incertidumbre de cortes de suministro de hidrocarburos por la invasión de Rusia a Ucrania. De inmediato los países democráticos, defendiendo principios de soberanía y la libertad de Ucrania, condenaron la invasión. Los EE.UU. y las naciones europeas acordaron rápidamente aplicar sanciones a Rusia tanto de índole colectivo como individual, por el momento de carácter económico/financiero. 

El incremento del precio se explica al ser Rusia uno de los principales productores de petróleo del mundo con 11 millones de barriles por día, y el mayor exportador de crudo y productos con 5 millones de crudo y 3 millones de productos de barriles por día, para un suministro total al mercado internacional de 8 millones de barriles diarios. En lo referente al gas, la producción se sitúa aproximadamente en 760 millardos de metros cúbicos de gas por año (bmca), exportando unos 240 bmca (23 millardos de pies cúbicos por día) de los cuales un 90% se envió a Europa y Eurasia. Los principales receptores de gas en Europa con 40% de esas exportaciones, fueron Alemania, Italia, Francia, Polonia y Bielorrusia.  

En cuanto al mercado de los EE.UU., durante 2021, este país importó en total 8.5 millones de barriles diarios de crudo y productos, de los cuales 6.1 millones fueron de crudos y 2.4 millones de productos. La participación de Rusia en la importación de crudo y productos fue 672 mil barriles diarios, de los cuales 199 mil fueron de crudos livianos/medianos. Al mercado de la Costa Oeste fue el mayor volumen recibido, 92 mil barriles diarios) y de productos fueron 473 mil barriles diarios, mayormente productos sin terminar, 354 mil barriles por día, y componentes de gasolina, destilados y fuel oíl de alto azufre. Este volumen ruso de 672 mil barriles por día los ubicó como el tercer país exportador a Estados Unidos, después de Canadá (alrededor de 4 millones de barriles diarios) y México (711 miles de barriles diarios). 

Es importante destacar que la importación de productos rusos sin terminar se incrementa a partir de la caída de las importaciones de crudo pesado venezolano por efecto de las sanciones (12 mbd en el 2000 creciendo hasta 354 mbd en el 2021), por las limitaciones de transporte de crudo canadiense para suplir el déficit de la Costa del Golfo PADD3 (Petroleum Administration Defense District) y la reducción del suministro por parte de México y Colombia. 

Tradicionalmente la costa del Golfo de Estados Unidos (PADD3) ha sido importante cliente para Venezuela, por su cercanía y la capacidad para procesar crudos pesados en las refinerías allí ubicadas. Por cierto, una parte significativa de esa capacidad para procesar crudos pesados fue construida gracias a la garantía de suministro de Venezuela como suplidor seguro y confiable y a las economías de los esquemas de conversión profunda de crudos pesados. 

Otro aspecto por destacar sobre Rusia se refiere a la dependencia de su economía en cuanto a la exportación de materias primas y su alta dependencia de las exportaciones de petróleo y gas. El PIB ruso (378 millardos de euros, en el 3 trimestre 2021), es menor al del Estado Texas de los EE. UU. y similar al de España. La capacidad de resistencia a las sanciones y restricciones aplicadas a los rusos será determinada por el impacto en su economía, dependiendo la extensión del conflicto, la recesión económica y disminución del nivel de calidad de vida de la población. En cuanto al sector de petróleo y gas, la salida de empresas petroleras internacionales y el panorama negativo de la economía, podrían reducir su suministro al mercado, presionando aún más al alza el precio de los hidrocarburos. 

El aumento del costo de la energía en los últimos meses, ha causado el crecimiento de los índices de precios. La inflación considerada de carácter coyuntural por el desbalance temporal entre oferta y demanda, hoy los bancos centrales la consideran estructural y si el conflicto ucraniano se mantiene, podría originar de nuevo una recesión global, con consecuencias negativas aún más críticas que las vividas durante la pandemia del COVID, afectando productores y consumidores. 

Tradición de Venezuela como suplidor seguro y confiable

Venezuela hasta la llegada de Chávez, fue siempre una fuente de suministro confiable, cumpliendo con sus obligaciones y exportando sus crudos y productos a sus clientes y mercados.  En momentos de conflictos bélicos como en la II Guerra Mundial, el embargo árabe, e inclusive en graves crisis por eventos de la naturaleza, Venezuela siempre estuvo presente con su suministro. Igualmente, el país desarrolló mecanismos y acuerdos de suministro entre los países de la región, como lo fue el Acuerdo de San José para reducir la factura petrolera de los países involucrados, aprovechando acuerdos de intercambio comercial para el desarrollo interno en Venezuela. Venezuela fue durante muchos años el primer exportador del mundo,; en lo relativo a los EE. UU. y a nuestro mercado natural de la Costa del Golfo, estuvo entre los primeros países proveedores, inclusive realizando o promoviendo inversiones para procesar crudo venezolano. El proceso de nacionalización petrolera en 1976 es ejemplo y referencia histórica en cuanto al traspaso de las actividades de las empresas petroleras transnacionales al estado venezolano. La aprobación de la adquisición de CITGO por parte del gobierno de los EE.UU., una empresa estatal de otro país como PDVSA fue un ejemplo en su industria y referencia en la geopolítica de la región. El éxito del proceso de apertura petrolera por parte del gobierno democrático que causó multimillonarias inversiones en el país y permitió incrementar la producción de crudo, a través de asociaciones y convenios con empresas petroleras internacionales, en más de un millón de barriles, fue otro ejemplo de la confianza depositada en el país, como una fuente segura y confiable.

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La Revolución Bolivariana, descalificada como Suplidor Seguro y Confiable

Las acciones desde la llegada al poder de Chávez y que han continuado con el régimen de N. Maduro, ha tenido siempre la intención de hacer un uso político del petróleo con el propósito de expandir la llamada revolución bolivariana, el socialismo del siglo XXI. El petróleo en lugar de haber sido usado para el desarrollo económico y social del país, ha venido siendo usado como un instrumento político, claro ejemplo de esto  son acuerdos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Petrocaribe, Acuerdo con Nicaragua, Cuba, etc. 

Los sucesos ocurridos desde los inicios 2002 descapitalizaron a PDVSA por la pérdida del conocimiento operacional, comercial, financiero y gerencial de la empresa, resultado del régimen haber despedido ilegalmente a miles de sus trabajadores. Los cambios legales y fiscales del sector hidrocarburos, de índole regresivo para la inversión en hidrocarburos, así como la política del “exprópiese” con estatizaciones cuya controversias fueron resueltas por la vía del arbitraje y que han generado la obligación de pagos multimillonarios a las empresas afectadas para compensar los daños económicos, han conllevado a la industria petrolera venezolana, que producía 3.3 millones de barriles por día en 2002 y exportaba más de dos millones de barriles al mercado internacional, a la situación actual con una industria quebrada en situación de impago de sus deudas, en proceso de desmantelamiento, con una producción para Febrero 2022 de 680 mil barriles por día, que solo atiende con dificultad al mercado de China y Cuba. 

Simultáneamente, el régimen ha venido realizando alianzas políticas con Rusia e Irán, cuya política busca continuamente desestabilizar a Occidente y sus Democracias, más la presencia confirmada de Hezbolá y la guerrilla colombiana en la zona sur y en las fronteras del país. 

Adicionalmente, como es público y notorio, el régimen de Maduro está sometido a un proceso de investigación por parte de la Corte Penal Internacional por violaciones a los DDHH, de hecho no hay legitimidad del régimen ni de las instituciones que lo soportan. En 2020, la fiscalía general de los EE.UU.,. anunció la presentación de cargos en tribunales de su país contra  Maduro  por los delitos de conspiración para el narcoterrorismo, conspiración para la importación de cocaína, y tenencia de armas y otros artefactos destructivos. A lo anterior se suman otras acusaciones contra altos dirigentes y funcionarios claves del régimen de Maduro, acusados en diferentes países por lavado de dinero, corrupción y narcotráfico. En Venezuela no existe la separación de poderes, el poder judicial, legislativo, así como los otros poderes del estado son controlados por el poder Ejecutivo, lo que implica un elemento esencial para ser suplidor seguro y confiable.  

Las sanciones de los países democráticos al régimen venezolano, originadas por la usurpación del poder por parte de Maduro, la violación de los DDHH, fraudes electorales etc., han traído como consecuencia la desinversión en el sector petrolero, así como la caída de la actividad industrial del país. A las demandas a la cuales PDVSA está sometida y su nula capacidad operativa y financiera, se agrega al deterioro a la cual la industria petrolera ha venido siendo sometida, un ejemplo de lo anterior es el chatarreo de sus instalaciones, ocasionando el desmantelamiento de su plataforma de operaciones.  

Lo anterior, es evidencia sólida de las severas restricciones que confirman la descalificación, bajo el actual régimen, de convertirnos en un Suplidor Seguro y Confiable al mercado.

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Venezuela Cambios Imprescindibles

Se hace imprescindible un cambio político y económico en Venezuela. Un gobierno democrático estará en la obligación de dar prioridad a las necesidades de los ciudadanos, para así saldar el pasivo social heredado del régimen actual. El gasto y la inversión pública serán medulares para tales fines, los recursos requeridos son inmensos y deberán ser atendidos con urgencia en las áreas de salud, alimentación, seguridad ciudadana, educación e infraestructura de servicios. La renegociación de la deuda externa e interna y alcanzar acuerdos con las agencias multilaterales, de índole comercial entre países y mercados, serán tareas arduas y de prioridad, al igual que la reinstitucionalización y los cambios estructurales necesarios para regresar a la independencia de los poderes públicos. También será necesario desarrollar un estado de bienestar adecuado para los venezolanos, con el objeto de salir de los niveles actuales de pobreza de la población. Y, por último, habrá que crear un clima de paz social para dar estabilidad y apoyo a la política de transformación y cambio de la Nación. 

La acción imprescindible para salir de la crisis económica y social del país se centra en la aplicación de un nuevo modelo económico de desarrollo, el cual deberá estar apalancado por el empoderamiento de todos los sectores productivos del país, para ser manejados con eficiencia y eficacia y con la participación abierta del sector privado tanto nacional como foráneo. El objetivo es generar empleo, inversión y riqueza, para garantizar una base de ingresos a la Nación y liberar los efectos multiplicadores dentro de la sociedad. 

La descapitalización y el nivel de destrucción del sector de los hidrocarburos en Venezuela, así como la falta de condiciones estables, claras, transparentes y de seguridad jurídica actuales, hacen que la recuperación y la vuelta a la institucionalidad perdida sea un esfuerzo inmenso. Sin embargo, realizable dada la base de recursos de Venezuela. Por ello el modelo económico debe cambiar del estado empresario al ciudadano productivo y emprendedor.

En cuanto al sector de los hidrocarburos, son evidentes sus pésimos resultados, el fracaso continuo de PDVSA, en cualquiera de los indicadores;, operacionales, comerciales y financieros, por estas razones hoy en día Venezuela ha dejado de ser un participante significativo del mercado petrolero, de hecho, no ejerce ninguna influencia real en el mismo. 

Lo anterior, luego de 20 años de abandono de la empresa y de la falta de cumplimiento de sus obligaciones de socio mayoritario en las distintas empresas constituidas con los participantes privados foráneos de la apertura petrolera, así como su alto nivel de endeudamiento, implica que los recursos requeridos para su recuperación son de miles de millones de dólares, no disponibles por parte de PDVSA y su accionista el estado venezolano.

Las opciones de inversión del sector de los hidrocarburos tanto a nivel regional como global cada vez son más competitivas, los países petroleros buscan maximizar la producción para monetizarlas. Las empresas petroleras e inversionistas del sector, dado el proceso de transformación energética, incluyen además del tradicional retorno, el tiempo de la recuperación de la inversión como un indicador clave para favorecer la inversión.

Venezuela para desarrollar su potencialidad como productor de hidrocarburos debe considerar el diseño e implantación de un marco legal y fiscal flexible, transparente, atractivo y progresivo, que le dé seguridad a los inversionistas, que sea competitivo a nivel mundial, permitiendo una justa y adecuada captura de la renta para la nación y un retorno atractivo para el inversionista.

Por lo tanto, es necesario reemplazar el marco legal y fiscal existente que maximiza la participación del estado, la cual es una de las mayores del mundo (90% de participación del Estado, conocido como Government Take). La fiscalidad actual del sector de los hidrocarburos,  no resulta en un retorno económico de suficiente certidumbre en periodos de precios bajos a la inversión y solo permite viabilidad económica en situaciones de precios altos. La madurez de los yacimientos venezolanos y la competencia por financiamiento de los proyectos a nivel mundial, requiere de un esquema de regalías que responda a las situaciones cambiantes de precios, de cálculo sencillo y en el cual es muy importante que en su aplicación sea mínima la discrecionalidad del regulador. A pesar de las circunstancias de alto precio de los hidrocarburos y la actual incertidumbre sobre un suministro seguro y confiable, siempre será necesario que las oportunidades para invertir ofrezcan expectativa de rentabilidad y permanezcan con vigencia en el tiempo, indistintamente del tamaño de las reservas, pero si considerando la calidad de estas, un factor el cual toma relevancia cada vez mayor en el mercado actual.

La seguridad jurídica, es esencial y una exigencia de los inversionistas, su funcionamiento solo ocurre  adecuadamente cuando existe una separación de los poderes públicos que garantice el equilibrio e independencia entre los mismos, es decir con Democracia. Sin ese elemento, es muy difícil atraer inversionistas al país. Será necesario la creación de organismos regulatorios del negocio del petróleo técnicamente sólidos, de alta reputación, ascendencia, credibilidad, y con procesos transparentes. 

La próxima etapa de la industria de los hidrocarburos en Venezuela debe maximizar el rol del gas natural, sustancia que cobra mayor importancia en la transición energética y brinda oportunidades de desarrollo de la economía del país. Para ello será necesario modificar la regulación existente en las actividades aguas abajo, de manera que permitan la conformación de esquemas de formación de precios y tarifas sostenibles, que permitan la industrialización de este hidrocarburo bajo una economía de mercado. En cuanto al aguas arriba del gas asociado, se debe establecer un marco legal, fiscal y regulatorio que promueva la producción y el aprovechamiento del gas natural, no solo porque es el más abundante en nuestras cuencas, sino porque también es el más conveniente por su valor y ubicación geográfica.    

En el proceso de recuperación y activación de la participación privada, será necesario definir una estrategia de protección ambiental que cubra la remediación del daño existente y reglas estrictas para operar. Esa estrategia debe estar conceptualizada de manera que los esquemas de financiamiento corresponda a todos a los inversionistas en el negocio y la política ambiental del gobierno desarrollará incentivos de carácter fiscal para maximizar al sector privado y no queden . El gobierno podrá implementar incentivos de carácter fiscal para que no queden pasivos ambientales que el estado deba afrontar. De esta manera nos acercamos a estándares internacionales y los proyectos se hacen más financiables ante las exigencias actuales de los mercados de inversión. 

Estas condiciones expuestas de manera general se hacen imprescindibles. El momento exige mayor nivel de participación del sector privado en toda la cadena de valor del negocio, separación de poderes partiendo de la seguridad jurídica, reformas económicas, cambios legales y fiscales con la promulgación de nuevas leyes para la industria de los hidrocarburos. Todo ello para respaldar los cambios al modelo económico del país

Por último, el contenido de esta reflexiones son tomadas de un documento más detallado  “Venezuela un suplidor seguro y confiable de Petróleo y Gas – Una oportunidad en la coyuntura”, que incluye además una proyección sobre la potencialidad de las oportunidades en Petróleo y Gas de nuestro país. Agradezco la colaboración de los Ingenieros, Jesús Aboud, Daniel García, y Domingo Marsicobetre, esenciales para su elaboración.  Concluimos con convicción que es posible que Venezuela vuelva a ser un suplidor y actor significativo en el mercado energético, siempre y cuando hagamos el cambio político y de modelo económico, una tarea de todos. 

 

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