Análisis: Narcotráfico es la mayor amenaza a la seguridad nacional de Chile
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Puertos eficientes y una población con poder adquisitivo hacen que ese país sea un lugar de tránsito para envíos de drogas y a la vez un creciente mercado de consumidores de drogas sintéticas.
Redacción | Primer Informe
Al tiempo que Estados Unidos mantiene un despliegue militar sin precedentes en el Caribe para neutralizar los cargamentos de droga que salen de Venezuela, otros países de la región toman conciencia de los peligros que la creciente actividad de los carteles tienen sobre sus economías y sus sociedades.
Si bien Chile tiene una de las tasas de homicidios más bajas de América Latina y ha logrado evitar que los principales grupos criminales desarrollen sus actividades allí, el 79% de los chilenos perciben en el tráfico de drogas y el crimen organizado las amenazas más importantes para la seguridad nacional de su país.
La cifra se incluye en un informe titulado «Percepciones sobre política exterior y seguridad nacional», preparado por el grupo de expertos de política chilena AthenaLab y el grupo de investigación de mercado Ipsos. Una encuesta separada para expertos encontró un resultado similar, con el 69% colocando ese problema como la principal amenaza para Chile, por delante del cambio climático, las pandemias y los ataques cibernéticos.
En una entrevista, Juan Pablo Toro, director ejecutivo de AthenaLab, habló sobre la evolución del crimen organizado en la nación sureña. El narcotráfico es para Toro, sin duda, la principal amenaza a Chile. Los vecinos del país son el segundo y tercer productor de cocaína más grande del mundo (Perú y Bolivia) lo que siempre ha sido un desafío para la seguridad chilena.
“Además, con un sistema bancario sofisticado y puertos competitivos, Chile es en un lugar muy atractivo para el lavado de dinero y como un corredor de drogas. Para mitigar esto, se han tomado medidas financieras y de seguridad”, afirma Toro.
Pero el experto alerta que en un entorno de conflictividad social y política las organizaciones criminales transnacionales pueden expandir y diversificar sus actividades. Agrega que entre el control de orden público y el dar cumplimiento a las cuarentenas, los cuerpos de seguridad han dejado un espacio de actuación para el crimen organizado.
El 95% del comercio exterior de Chile se realiza por mar, detalla el analista, lo cual es una situación sin precedentes para una nación no insular. Hay un movimiento constante de mercancías que es monitoreado por el ejército, la policía y la aduana, pero los volúmenes enormes impiden un control exhaustivo de todas las cargas.
Es probable, sostiene Toro, que el aumento en el tráfico de drogas puede traer también un incremento en los crímenes violentos, pero todavía no existen organizaciones criminales locales que tengan mucha fuerza, más bien funcionan como apoyo de mafias regionales.
Crimen en la frontera
Chile colabora con sus vecinos para reducir las actividades criminales transfronterizas. Con Bolivia mantiene una cooperación antinarcóticos conjunta que trasciende las tensiones históricas entre ambos países. Sin embargo, el hecho de que Chile mantiene una cercana colaboración con la DEA y Bolivia no, es un escollo en lucha conjunta contra los carteles de la droga.
Toro dijo que el mercado chileno también se ha vuelto una plaza atractiva para la venta de drogas sintéticas, un mercado que se sostiene principalmente con envíos que provienen del extranjero, pero algunas organizaciones criminales ya han iniciado a producción de esos narcóticos en el país pues se han detectado la presencia de laboratorios con muy poca capacidad.
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