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Contratistas militares presionaron nombramiento de Biden para el próximo secretario de Defensa

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Contratistas militares presionaron nombramiento de Biden para el próximo secretario de Defensa

Intereses corporativos y presiones políticas generan serios cuestionamientos éticos acerca de la idoneidad del nombramiento.

Redacción | Primer Informe

Joe Biden ya tendría un candidato para ser el próximo Secretario de Defensa. Se trata del general retirado Lloyd J. Austin. El nombramiento va cargado de contradicciones en una administración que todavía no ha confirmado su ha confirmado su victoria electoral.

La elección de Austin, de acuerdo con el periodista Glenn Greenwald, erosiona aún más una norma que fue agrada en los Estados Unidos.

Se trata de la norma que de que se prohibía a los oficiales militares ejercer control sobre el Pentágono  hasta haber  hasta que haya pasado un tiempo considerable después de dejar el servicio militar activo.

Y más todavía, el nombramiento representa un ejemplo más de cómo los intereses corporativos vuelven a mimetizarse para infiltrar el poder de turno.

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Austin se sienta en la junta de directiva, una de las mayores contratistas militares del mundo. El nombramiento del general recién retirado al frente de la cartera de Defensa de Estados Unidos implica serias cuestiones de ética.

De acuerdo con Ley de Seguridad Nacional de 1947, una persona que no haya cumplido diez años luego de su servicio activo como oficial de comando no puede ser Secretario de Defensa.

Esa disposición se consideraba imprescindible «preservar el principio del control civil de las fuerzas armadas.

En 2008, una ley de 2008 redujo ese período de espera a siete años. Austin se retiró del Ejército en 2016. Así que todavía se encuentra en ese período de gracia.

La primera elección de Biden para el Pentágono era Michèle Flournoy, una vieja funcionaria del Departamento de Defensa. Habría sido la primera mujer en dirigir esa cartera.

Objeciones éticas

Pero sus vínculos con una firma consultora, WestExec Advisors, y un fondo de inversión, habrían obligado la revisión de la designación.

Según Greenwald, WestExec  es uno de los típicos conglomerados corporativos que explotan su acceso e influencia en Washington. De esa manera aseguran lucrativas compras de armas y contratos gubernamentales.

Pero, la elección del general Austin no fue motivada por esas preocupaciones éticas.

Muchos de los nombrados clave de seguridad nacional de Biden fueron fundadores de WestExec junto con Flournoy. Eso incluye sus elecciones para Secretario de Estado, Antony J. Blinken, y su Directora de Inteligencia Nacional, Avril Hines.

Las elecciones de Biden para los principales puestos administrativos en general son personas que han pasado años profundamente arraigadas en el mundo empresarial y de cabildeo que controla a Washigton.

Y el general Austin es también un actor completamente identificado como parte de ese ecosistema.

Desde que se retiró del ejército, el general de cuatro estrellas se convirtió, según reportó The New York Times, en «miembro de un fondo de capital privado», Pine Island Acquisition Corp.

Esa organización afirma que «invierte en contratistas de defensa y se jacta de que sus miembros » el acceso, la red y la experiencia ‘son una ventaja en la contratación pública «.

La elección de Biden para ser el próximo secretario de Defensa, también es actualmente miembro de la Junta Directiva de Raytheon Technologies, el tercer contratista de defensa más grande del mundo.

Eso significa que tras la confirmación de Austin, Raytheon tendrá un muy buen amigo a cargo del enorme presupuesto anual de defensa de Estados Unidos de 750.000 millones de dólares.

Al momento de esta foto, en el año 2011, el general Austin era el comandante de las fuerzas militares estadounidenses destacadas en Irak.
Contradicciones de los demócratas

Si las consideraciones éticas no fueron determinantes, queda la pregunta de por qué Biden se arriesgó a una batalla de confirmación por el control militar del Pentágono al rechazar a Flournoy a favor del general Austin.

Según la publicación Politico, la raza fue un factor importante: «Biden había estado bajo una creciente presión para nominar a una persona negra como su secretario de defensa en las últimas semanas».

Igualmente, la designación del general afroamericano contradice parte del discurso demócrata para atacar a Donald Trump.

Al presidente lo acusaron repetidamente de violar las “normas”. También cuestionaron su dependencia de los oficiales militares para dirigir partes civiles del gobierno, incluido el Pentágono.

Los señalamientos de Trump estaba militarizando al gobierno fueron tan insistentes que el programa del partido Demócrata lo incluyó en su plataforma.

El partido prometió una «renovación del liderazgo estadounidense» y restaurar «relaciones cívico-militares saludables».

Si Austin es confirmado como cabeza del Departamento de Defensa sería una completa transgresión de esa postura.

Con información de Glenn Greenwald.

 

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