En Georgia se decide quién tendrá el control del Senado estadounidense
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Las bases de los dos partidos se han movilizado en ese estado que se ha convertido en crucial para definir el Congreso por los próximos dos años.
Redacción | Primer Informe
Donald Trump y Joe Biden viajaron al estado de Georgia para movilizar a los votantes en la última batalla electoral por el control del Senado estadounidense.
Las dos figuras vuelven a medir sus fuerzas por última vez. Mañana, se cuentan los votos del Colegio Electoral en una sesión conjunta del Congreso y se certificará quién ganó el 3 de noviembre.
Los dos partidos movilizaron sus bases en un estado que es epicentro de las denuncias de fraude electoral. Allí, Trump se enfrenta contra su propio partido con la finalidad de impugnar el resultado de las votaciones presidenciales.
De momento, los demócratas son mayoría en la Cámara de Representantes. Y parece complicado que puedan llevar su mayoría al Senado.
Si nada lo impide, el miércoles el mismo Capitolio nombraría al demócrata Biden como presidente número 46 de la nación. Queda en el aire el control del Senado, que se renovó en un tercio en las mismas elecciones del pasado mes de noviembre.
Tan ajustados fueron los resultados que la mayoría se decide en esos dos escaños por Georgia, que van a segunda vuelta porque ninguno de los cuatro candidatos en contienda obtuvo el 50%.
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Candidatos en contienda
A los senadores republicanos que se juegan el puesto, Kelly Loeffler y David Perdue, no les beneficia excesivamente que el presidente denuncie que las elecciones en Georgia son fraudulentas. Eso acarrea el riesgo de desmovilizar a los votantes republicanos.
Por su lado, los demócratas, además, han movilizado cientos de millones de dólares para convertir en ganadores a sus dos candidatos, Rafael Warnock y Jon Ossoff, y así lograr el control del Senado estadounidense.
Si los dos ganan, cada partido tendrá 50 escaños en el Senado. Quien sea electo como vicepresidente tendrá la posibilidad del desempate.
Algunos asesores del presidente, incluido el general retirado Michael Flynn, han circulado la idea de que las fuerzas armadas intervengan y pospongan el traspaso de poderes.
Para tratar de despejar las sombras de una insurrección, todos los exsecretarios de Defensa vivos firmaron este lunes un manifiesto en el diario «The Washington Post». Afirmaron que los resultados de las elecciones son válidos y que el Ejército no tiene nada que hacer ante la toma de posesión de Biden.
Con información de ABC.
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