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Los peligros del fundador del nuevo partido gobernante en Perú

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Los peligros del fundador del nuevo partido gobernante en Perú

Quien puede ser el nuevo poder en las sombras en Perú afirma que la izquierda debe aprender a «quedarse en el poder».

Redacción | Primer Informe

El izquierdista Pedro Castillo asume este 28 de julio la presidencia de Perú. Uno de los retos que tienes es lidiar con la cuestionada figura de Vladimir Cerrón, el fundador de Perú Libre, el nuevo partido gobernante de Perú. Un hombre que hace declaraciones abiertamente xenófobas contra los migrantes venezolanos.

Aún así, Cerrón es un admirador de Nicolás Maduro, al que considera un líder democrático. En condiciones normales, Cerrón habría sido el candidato. Pero procesos judiciales por corrupción en su contra le cerraron ese camino.

Uno de los rasgos que lo distinguen es que es mucho más extremista hacia la izquierda que el propio Castillo. Es tan radical, que aún en medio de la cerrada segunda vuelta no moderó su discurso.

Mientras Castillo, empeñado en ganar votos, le bajaba intensidad a su tono populista de izquierdas, anti establishment y en contra de la inversión extranjera, Cerrón mantenía sus proclamas radicales en Twitter.

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Vladimir Cerrón viene de una familia muy politizada. Sobre su padre, un profesor universitario, había sospechas (nunca probadas) de vínculos con el grupo terrorista Sendero Luminoso.

Se formó en Cuba como neurocirujano. En la Isla también recibió un férreo adoctrinamiento. De allí que se define como un marxista-leninista. Y piensa que: “La izquierda tiene que aprender a quedarse en el poder”, como dijo en un video divulgado el año pasado.

Ideólogo xenófobo

«En 2018 su partido presentó a la alcaldía de Lima a Ricardo Belmont, un político trasnochado y xenófobo», reseña el diario El País. En 2019, criticó duramente al expresidente Pedro Pablo Kuczynski por facilitar el ingreso de inmigrantes venezolanos en Perú.

“Para nadie es un secreto que la inmigración súbita es una amenaza para cualquier estado en el mundo”, afirmaba entonces Cerrón. También se muestra intolerante con las personas del colectivo LGBTI.

Castillo trata de marcar distancia con el fundador de su partido. Y asegura que las decisiones las tomará él y que Cerrón no tendrá ninguna injerencia en el gobierno.

Pero, una vez en el poder, el pulso entre Castillo, el presidente, y Cerrón, el dueño del partido sin asignación en el Gobierno, está por librarse. Los 37 congresistas que tiene la formación se dividen entre afines a uno u otro.

Ya la ortodoxia ideológica de Cerrón le han pasado factura a la agrupación. En 2019, de cara a las elecciones parlamentarias del año pasado, sus posturas retrógradas hicieron fracasar una posible alianza con Verónika Mendoza, del partido Nuevo Perú. Esa es una izquierda más moderada y tolerante.

Castillo, en cambio logró sumar el apoyo de la propia Mendoza. Cerrón tirará del otro lado de la cuerda para tratar de influir en Castillo.

Con información de El País.

 

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