Análisis: La lucha de Trump contra el narcotráfico en Sudamérica
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«Nuestros despliegues de autoridades del orden público y militares en el Caribe y el Pacífico Oriental están en curso y continuarán el tiempo que sea necesario», dice el asesor de seguridad de la administración Trump.
Robert C. O’Brien*
El 1 de abril de este año, cuando estallaba la pandemia del coronavirus en China, el Presidente Donald Trump lanzó una histórica operación antinarcóticos enfocada en los narcotraficantes y para interrumpir el flujo de drogas ilícitas a los Estados Unidos.
Los narcotraficantes contra los que se dirigió la operación incluyen miembros del régimen ilegítimo de Nicolás Maduro en Venezuela y del Cartel de los Soles. El Presidente Trump y su equipo de seguridad nacional no iban a permitir que estos traficantes se aprovecharan de la pandemia para traer drogas ilícitas a los Estados Unidos y beneficiarse de los ingresos.
La situación en Venezuela, donde transita ahora libremente una parte creciente de las drogas destinadas a los Estados Unidos desde Sudamérica, se ha vuelto tan grave que el Almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, calificó al país como un “paraíso” para los narcotraficantes.
Para tomar medidas enérgicas contra los narcotraficantes, el Presidente Trump desplegó importantes activos militares y del orden público adicionales en el Caribe y el Pacífico Oriental. Utilizando los recursos del Departamento de Seguridad Nacional y del Departamento de Defensa, el Comando Sur ahora cuenta con 16 barcos y 19 aviones en la lucha.
Este aumento de fuerzas aumenta nuestros aviones de vigilancia y barcos de patrulla en un 60% y 78%, respectivamente. Esta operación mejorada es un esfuerzo de “todo el gobierno”, que utiliza recursos del Departamento de Defensa, el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional, la Guardia Costera de los Estados Unidos, Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos, y la Administración para el Control de Drogas.
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Desde que comenzó la operación, Estados Unidos ha incautado o interrumpido el tráfico de más de 84 toneladas métricas de cocaína y marihuana. Han sido arrestados 1,000 sospechosos de narcotráfico; varios de ellos fueron sacados de minisubmarinos construidos por el cartel. El éxito de esta operación ha resultado en más de $3,000 millones en ingresos perdidos para los carteles y el régimen de Maduro. El éxito de la operación no podría haberse logrado sin la ayuda de nuestros 22 países colaboradores, incluidos Colombia, Ecuador, Honduras, El Salvador y algunos de nuestros aliados de la OTAN.
Esta colaboración resultó en importantes incautaciones de drogas. En la Operación ORION V, una operación paralela dirigida por Colombia y Estados Unidos, se incautaron 50 toneladas métricas de drogas ilícitas y se destruyeron 72 laboratorios en Colombia.
El mes pasado, el ejército hondureño, armado con inteligencia de los Estados Unidos, incautó 800 kilogramos de cocaína cargados en un avión privado proveniente de Venezuela. El 26 de julio, en Guatemala, la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) confiscaron más de 2,100 kilogramos de cocaína y un jet Gulfstream III de Venezuela al aprovechar su sólida asociación con el Gobierno de Guatemala.
El Presidente Trump es firme en su compromiso de proteger al pueblo estadounidense del flagelo de las drogas mortales. Nuestros despliegues de autoridades del orden público y militares en el Caribe y el Pacífico Oriental están en curso y continuarán el tiempo que sea necesario. La Administración Trump se compromete a garantizar que se responsabilizará a los delincuentes que se benefician de las drogas ilícitas.
Estados Unidos también continuará su campaña de máxima presión hasta que termine el control ilegítimo del corrupto régimen de Maduro sobre Venezuela. Bajo el gobierno marxista de Maduro, Venezuela se ha convertido en uno de los países más pobres de Latinoamérica y la tercera nación con mayor inseguridad alimentaria en el mundo, detrás de Afganistán y Yemen.
El ingreso diario promedio de un venezolano es de 72 centavos, lo que no es suficiente para comprar comida diaria. Esta pobreza extrema es el resultado de un experimento socialista en un país que, irónicamente, alberga una de las mayores reservas de petróleo del mundo.
Para compensar esta calamidad humanitaria, Maduro ha estado utilizando el narcotráfico como un salvavidas financiero para apuntalar su régimen ilegítimo. El Presidente Trump no permitirá que continúe ese tráfico y ha impuesto sanciones a Maduro y a más de 100 individuos cómplices, entidades y aeronaves para así frustrar los esfuerzos de Maduro.
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El Presidente Trump apoya al Presidente Interino Juan Guaidó y al pueblo venezolano. Casi 60 países también reconocen al Presidente Interino Guaidó, mientras que China, Rusia, Cuba e Irán continúan apoyando notablemente la represión de Maduro contra el pueblo venezolano.
Para ayudar al pueblo de Venezuela, Estados Unidos ha proporcionado más de $856 millones en ayuda humanitaria y de desarrollo, incluyendo casi $611 millones en asistencia humanitaria, a los venezolanos que sufren en Venezuela y en 16 países vecinos.
Los estadounidenses pueden estar seguros de que bajo el liderazgo del Presidente Trump, la Marina de los Estados Unidos, la Guardia Costera de los Estados Unidos y otras agencias militares y del orden público continuarán interceptando narcóticos ilegales con destino a nuestras costas.
Esta lucha continuará durante la pandemia del coronavirus, y la Administración continuará presionando al máximo a uno de los mayores facilitadores del tráfico de drogas: la Venezuela de Maduro, que se ha convertido en una zona segura para los narcotraficantes ilícitos.
*Robert C. O’Brien es el asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump.
El artículo fue publicado originalmente en El Nuevo Herald.
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