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¿Por qué los militares abandonaron al presidente Bolsonaro?

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¿Por qué los militares abandonaron al presidente Bolsonaro?

La tensión con el ala militar llegó al tope cuando Bolsonaro destituyó al ministro de Defensa, Fernando Azevedo, luego de una reunión que no duró 5 minutos.

Redacción | Primer Informe

La crisis con el tema del coronavirus en Brasil ha provocado una crisis a nivel militar. Los militares abandonaron al presidente Bolsonaro, con la renuncia del ministro de Defensa y tres comandantes generales de las Fuerzas Armadas.

Las renuncias significan la desvinculación del ala militar con las políticas de negación del presidente Jair Bolsonaro sobre la pandemia de la COVID-19

Tras la llegada de Bolsonaro en 2018 a la presidencia, el jefe del Ejército brasileó, Eduardo Vilas Boas, vio una oportunidad para enseñar la capacidad de gestión de los militares y de arreglar la imagen de los mismos luego del fin de la dictadura. Sin embargo, no fue así.

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¿Por qué los militares abandonaron al presidente Bolsonaro?

Vilas Boas, comprometió a las Fuerzas Armadas con su participación en un gobierno imprevisible que creó la peor crisis social de la historia del país con su negacionismo ante la pandemia de Covid que ya dejó 315.000 muertos y que amenaza con terminar en una tragedia mayúscula. 

Los militares abandonaron al presidente Bolsonaro, pero antes de eso llegaron a ocupar 10 ministerios y otros 6.000 siguen ocupando cargos en todos los niveles de la administración pública, señala la información publicada por Infobae.

Vilas Boas se tuvo que ir en enero de 2019. Bolsonaro era incontrolable. Desde entonces, los nuevos jefes militares buscaron la manera de salir del laberinto que se habían metido mientras el presidente los presionaba para que los apoyaran en su no-política para enfrentar la pandemia. 

Todo terminó como era previsible, con la peor crisis político-militar desde 1977: la renuncia del ministro de Defensa y de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas.

Lo que preocupó y sigue preocupando a los militares

Los gestos autoritarios mostrados por Jair Bolsonaro pusieron muy preocupada a la cúpula castrense.

El presidente brasileño quería obligar a que los militares le dieran su apoyo con medidas de excepción en su batalla contra los gobernadores que sí están decretando confinamientos a proposito de la pandemia, cerrando comercios, colegios y las playas para reducir contagios.

Particularmente, cayó muy mal lo que dijo el presidente en un discurso del 8 de marzo: “Mi Ejército no va a obligar al pueblo a quedarse en casa”. 

Los uniformados no estaban dispuestos ni a usar la fuerza para evitar los cierres y mucho menos a aceptar ese imperativo “mi” que los convertía en títeres de la voluntad de Bolsonaro. 

“Contra la Constitución no haremos nada”, fue la respuesta por lo bajo de los comandantes.

La cúpula militar nunca quiso a Bolsonaro

El generalato nunca vio con buenos ojos a Bolsonaro. Simplemente siguieron las órdenes del comandante y se incorporaron al gobierno. Siempre con la desconfianza en el ex capitán que pasó a retiro tras ser absuelto por insubordinación. 

Había liderado una protesta para reclamar por mejores salarios y amenazó con una sublevación. Desde entonces tiene simpatías entre los militares de graduación inferior y los policías militares, pero nunca de los generales. 

El nuevo ministro de Defensa, Walter Braca Netto, no es precisamente un líder entre los oficiales y es improbable que vaya a modificar ese sentimiento de rechazo hacia el presidente.

Crisis anunciada

El colapso del sistema de salud por la COVID-19, la suspensión de la ayuda para los más necesitados, la rehabilitación política de Lula y la caída en desgracia de su antiguo aliado, el juez Sergio Moro, fueron el cocktail perfecto durante la última semana para una crisis sin precedentes.

Aunque se hablaba de algunos cambios en su gabinete como es habitual, el presidente bolsonaro hizo 24 relevos ministeriales.

Durante la crisis generada por la pandemia, 4 titulares de Sanidad y Educación han pasado por los cargos. Pero la salida el lunes de su amigo, el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, precipitó la “ruptura” con sus principales aliados, los militares.

La clave del por qué los militares abandonaron al presidente Bolsonaro

Bolsonaro destituyó al ministro de Defensa, Fernando Azevedo, sin contemplación alguna luego de una reunión que no duró ni cinco minutos. Las tensiones entre ambos ya habían llegado al tope.

Sin embargo, no se había visto nada parecido desde que el entonces presidente de facto Ernesto Geisel echó al ministro del Ejército en plena dictadura. 

Los comandantes no pudieron absorber semejante desplante y enviaron sus cartas de renuncia. Algunos creen que aprovecharon la situación para abandonar un barco que está a la deriva y en peligro de hundirse. 

João Roberto Martins Filho, especialista en temas de Defensa, dijo que lo que vive Brasil es una crisis profunda. Ésta no solo abarca al gobierno sino también a los militares.

“Es la primera vez que sucede algo así desde la redemocratización. Ahora habrá que ver cómo sale Bolsonaro de ésta. Con los militares pareciera que ya no podrá contar, por lo menos como lo había hecho hasta ahora”, opinó. 

La salida del canciller Araújo también es muy significativa. Cientos de banqueros y economistas habían pedido su cabeza en una carta pública. Allí lo responsabilizaron por el fracaso en conseguir dosis de vacunas en los países productores. 

Araújo se mostró en toda su gestión como un admirador incondicional del ex presidente estadounidense Donald Trump. El nuevo canciller, Carlos França, es un diplomático de carrera considerado moderado y pragmático. 

França tiene por delante dos tareas titánicas, la primera es la urgencia por conseguir el apoyo político para que lleguen mayores cantidades de vacunas. Y la otra, más de fondo, es la de revertir la imagen de “país paria” en el que Bolsonaro convirtió a Brasil. 

Con sus posiciones de extrema derecha y su negacionismo de la pandemia, Bolsonaro motivó a que la Organización Mundial de la Salud, asegurara que el presidente brasileño “pone en peligro a todo el mundo”.

 

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