Lo que le ofreció Putin a los mercenarios de Wagner que quedaron en Rusia
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«Los soldados del Grupo Wagner también son patriotas, leales al Estado, lo han demostrado en combate», dijo Putin. «Fueron utilizados a ciegas, obligados a traicionar a sus camaradas con los que lucharon hombro con hombro».
Redacción | Primer Informe
El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó el lunes a las tropas mercenarias que participaron en la efímera rebelión del fin de semana que juraran lealtad a su país o se marcharan a Bielorrusia.
En declaraciones vespertinas desde el Kremlin, las primeras desde un breve discurso a la nación pronunciado el sábado, Putin presentó parte de la resolución a corto plazo para el sorprendente giro de los acontecimientos del fin de semana que trastocaron el frente de la invasión rusa de Ucrania. El viernes, Yevgeniy Prigozhin, líder de los combatientes mercenarios del Grupo Wagner, declaró la guerra a la cúpula militar rusa y dirigió sus tropas hacia Moscú. El avance se detuvo el sábado tras un acuerdo de paz mediado por el presidente de Bielorrusia, aliado estrecho de Rusia.
El discurso de Putin, cargado de ira, se produce en un momento en que los líderes y expertos en seguridad nacional se replantean el futuro de la guerra de agresión rusa y el poder de Putin, dado que las fuerzas de Wagner constituían una parte significativa y exitosa de las fuerzas militares del país.
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Motín contra el Estado
El intento de motín, que un dirigente militar ruso llegó a calificar de «golpe de estado», supuso la mayor amenaza de desestabilización a la que se ha enfrentado Putin desde el comienzo de la guerra. Sin embargo, es demasiado pronto para saber si los acontecimientos significan el fin de la estructura de liderazgo más amplia que Putin ha construido durante más de dos décadas, ya que los expertos predicen diferentes resultados sobre si su poder se desmoronará o se consolidará aún más.
«El motín armado habría sido reprimido de todos modos», declaró Putin, argumentando que las luchas internas estaban dividiendo a un país que se enfrentaba a una grave amenaza exterior.
Pero la rápida movilización del Grupo Wagner durante el fin de semana echa por tierra las palabras de fuerza de Putin de que cualquier intento de motín no daría resultado. El viernes, Prigozhin, que ha polemizado con los dirigentes rusos en múltiples frentes a lo largo de la invasión de Ucrania, ordenó a miles de sus tropas mercenarias marchar hacia la toma de Moscú. Rápidamente se hicieron con varias bases estratégicas al sur de Moscú, incluida la ciudad de Rostov del Don, pero se detuvieron debido al acuerdo alcanzado con la mediación de Bielorrusia.
A lo largo de sus declaraciones del lunes, Putin subrayó la fortaleza de las fuerzas armadas rusas y el patriotismo del pueblo del país, pintando el conflicto del Grupo Wagner como una traición. En una muestra de unidad tras sus declaraciones en solitario, los medios de comunicación rusos mostraron al presidente junto a destacados líderes militares analizando la situación.
Atribuyó la causa de la rebelión a Prigozhin y dijo que los mercenarios de Wagner podían firmar un contrato con el ejército ruso, regresar con sus familias o ir a Bielorrusia.
«Los soldados del Grupo Wagner también son patriotas, leales al Estado, lo han demostrado en combate», dijo Putin. «Fueron utilizados a ciegas, obligados a traicionar a sus camaradas con los que lucharon hombro con hombro».
Putin también rindió homenaje a los pilotos de las fuerzas aéreas rusas que, según confirmó, murieron en la insurrección. Las fuerzas de Wagner afirmaron anteriormente haber derribado varios aviones en su intento de asegurar el territorio.
En un mensaje de Telegram a primera hora del lunes, Prigozhin insistió en que sus acciones del fin de semana no eran un intento de desbancar a Putin como líder de Rusia.
«Nuestra decisión de dar marcha atrás se debió a dos factores», dijo Prigozhin. «Uno, que no queríamos que corriera sangre rusa. El segundo factor fue que fuimos a manifestar nuestra protesta, y no a derrocar al gobierno del país.»
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