Putin y el jefe de Wagner se reunieron 5 días después del motín
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La aparente indulgencia de Moscú hacia Prigozhin, sólo unas semanas después de que intentara marchar sobre Moscú con sus mercenarios, contrasta fuertemente con la forma en que el régimen de Putin suele tratar a los disidentes.
Redacción | Primer Informe
El Kremlin declaró que el jefe del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, se reunió con Vladimir Putin el 29 de junio, cinco días después de que sus combatientes mercenarios marcharan hacia Moscú en una rebelión abortada.
El portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, declaró a la prensa que Putin invitó al Kremlin a 35 altos mandos de Wagner, entre ellos Prigozhin, y añadió que la reunión duró tres horas.
Las declaraciones del Kremlin revelan que Prigozhin viajó a Rusia al menos una vez desde el acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, en virtud del cual el caudillo abandonó su marcha militar sobre Moscú a cambio de un salvoconducto para exiliarse en Bielorrusia.
Según Peskov, Prigozhin aseguró a Putin durante la reunión que sus tropas de Wagner eran leales al país y al presidente ruso.
«Los comandantes expusieron su versión de lo ocurrido [el 24 de junio]. Subrayaron que son partidarios incondicionales del jefe del Estado (…) y también dijeron que estaban dispuestos a seguir luchando por su patria», declaró Peskov.
Peskov no hizo comentarios sobre el paradero de Prigozhin, que sigue sin estar claro. La semana pasada, Lukashenko afirmó que Prigozhin se encontraba en San Petersburgo, a pesar de que Peskov subrayó que el acuerdo por el que Prigozhin se trasladó a Bielorrusia «seguía siendo relevante».
La reunión de Prigozhin en el Kremlin sugiere que aún goza de cierta influencia en Rusia y que probablemente se le considera un activo valioso, a pesar de haber llevado al país al borde de la guerra civil el mes pasado.
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La suavidad de Putin
La aparente indulgencia de Moscú hacia Prigozhin, sólo unas semanas después de que intentara marchar sobre Moscú con sus mercenarios, contrasta fuertemente con la forma en que el régimen de Putin suele tratar a los disidentes.
Aunque Putin ha ordenado a todos los soldados de Wagner que firmen un contrato con el ejército regular o se marchen a Bielorrusia, miles de miembros armados de Wagner siguen asentados en el este de Ucrania.
Al mismo tiempo, el Kremlin se ha embarcado en una feroz campaña mediática para desacreditar a Prigozhin, que sigue gozando de cierta popularidad en Rusia, según recientes sondeos de opinión.
El domingo, Vladimir Soloviev, un destacado presentador de la televisión estatal, lanzó una diatriba contra el imperio empresarial de Prigozhin, diciendo a los telespectadores rusos que el jefe de los mercenarios era un «hombre de negocios con un pasado criminal».
«No es el Robin Hood que pretendía ser… muchos de sus proyectos eran turbios y no siempre se ajustaban a la ley», declaró Soloviev durante su programa en el canal Rossiya-1.
La semana pasada, los medios de comunicación estatales mostraron imágenes de una redada policial en la opulenta finca privada de Prigozhin en San Petersburgo, imágenes claramente destinadas a desacreditar su reputación como crítico de la corrupción en el seno de la élite y el ejército rusos.
El Kremlin también ha bloqueado varias plataformas de medios de comunicación pertenecientes a Prigozhin y se ha hecho con el control de las famosas granjas de trolls del caudillo de Wagner.
Al mismo tiempo, las autoridades rusas parecen estar actuando con más cautela en cuestiones relacionadas con los activos empresariales de Prigozhin en el extranjero. A pesar de la agitación en su país, los despliegues del grupo Wagner y su extensa red de negocios en África aún no se han visto afectados por las consecuencias de la fallida rebelión.
La contradicción en la relación del Kremlin con Prigozhin sugiere que Putin sigue lidiando con la mejor manera de manejar el legado empresarial y militar del caudillo, que tiene profundos vínculos con el gobierno ruso.
Con la ayuda del Kremlin, Prigozhin ha creado una de las estructuras empresariales más complejas y oscuras del mundo, y sus empresas de catering dependen en gran medida de contratos estatales.
Con información de The Guardian.
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