Editorial WSJ: Maduro volvió a engañar a Biden
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«Maduro aprendió su política de Fidel Castro y no está dispuesto a dar un paso al costado. Estados Unidos fue ingenuo al pensar que permitiría elecciones libres».
Redacción | Wall Street Journal
El mundo está lleno de sorpresas, pero no en Venezuela. La declaración del país el viernes de que la popular líder de la oposición María Corina Machado no puede postularse para la presidencia era predecible para todos, excepto para la Administración Biden.
Se supone que Nicolás Maduro, un dictador que asumió el poder cuando Hugo Chávez murió en 2013, enfrentará elecciones este año. Machado, que ganó las primarias de la oposición en octubre con alrededor del 90% de los votos, sería una gran favorita en unas elecciones justas, dada la forma en que Maduro ha destruido la economía. Es por eso que el gobierno está bloqueando su candidatura este año y durante los próximos 15 años.
En octubre, el gobierno de Maduro y la oposición firmaron el Acuerdo de Barbados, un compromiso de trabajar hacia una elección presidencial libre. La dictadura no hizo concesiones, pero la Administración Biden levantó inmediatamente durante seis meses las sanciones al petróleo y al gas de la era Trump. También advirtió que Venezuela tenía como fecha límite el 30 de noviembre para mostrar avances hacia la eliminación de la prohibición del gobierno sobre los candidatos de la oposición, incluida Machado.
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Desde entonces, el régimen no ha hecho más que acosar a la oposición y especialmente a los miembros del equipo de Machado. El miércoles pasado, el subsecretario del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, describió la demora de Caracas como un “momento extremadamente difícil” y calificó el acoso como “extremadamente preocupante”.
El jueves, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela dijo que a Machado no se le permitirá postularse. Al día siguiente, la Corte Suprema elegida personalmente por Maduro se hizo eco de esa declaración y confirmó la prohibición, con acusaciones de que había participado en conspiraciones contra el régimen. La única “conspiración” es que ella se opone al régimen.
El sábado, el Departamento de Estado dijo que el fallo es “inconsistente con el compromiso” asumido en Barbados. No es una broma. El Departamento de Estado señaló que la señora Machado “no recibió copia de los alegatos en su contra ni se le dio la oportunidad de responder a esos alegatos”. Dijo que Estados Unidos está “revisando nuestra política de sanciones a Venezuela, en base a este desarrollo y los recientes ataques políticos a candidatos de la oposición democrática y a la sociedad civil”.
No hay mucho que reseñar. Maduro aprendió su política de Fidel Castro y no está dispuesto a dar un paso al costado. Estados Unidos fue ingenuo al pensar que permitiría elecciones libres y la única respuesta realista es restaurar las sanciones.
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