Así contrarrestó Uruguay con éxito los efectos de la pandemia para volver a la normalidad
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El manejo de la pandemia, la estabilidad política y el respeto a la propiedad privada jugaron un papel clave para derrotar la pandemia.
Redacción | Primer Informe
Uruguay es un ejemplo en Latinoamérica del manejo responsable de la crisis causada por el coronavirus. A casi tres meses de haber sido detectado el primer caso en el país, los shopping centers han abierto de nuevo sus puertas hoy para recibir al público.
Será en horario reducido, mientras que cines, casinos y áreas de juegos para niños permanecerán cerradas por ahora. Para la economía significa la reactivación de 1.400 locales comerciales abiertos y 34.000 empleos directos e indirectos. Esta reapertura del comercio se hace con estrictos protocolos de higiene y los shoppings en la zona fronteriza con Brasil no abrirán, debido a la situación en ese país, que hoy es el epicentro de los contagios en la región.
Ya antes, con el inicio del mes de junio, casi la totalidad de las escuelas había abierto sus puertas para recibir progresivamente a los estudiantes y retomar la enseñanza, de esta forma Uruguay se convierte en el primer país que puede hacerlo en la región. El proceso de normalización de las actividades escolares había comenzado en abril.
¿A qué se debe estas medidas de reapertura económica, en una cuarentena que aún no termina en muchos países de la región?
Uruguay ha logrado mantener a raya a la COVID-19. Desde el 13 de marzo, cuando se detectó el primer contagio del virus, el país acumula 845 casos positivos, de los cuales 738 recuperados y 23 fallecimientos. Con esos números el país no baja la guardia y este lunes realizó 464 pruebas para detectar el virus. Los resultados, por segundo día, han sido todos negativos.
La poca densidad poblacional del país no es necesariamente un punto a favor del control de los contagios. Regiones como el Amazonas de Colombia, con poca población, cuentan 924 casos y 30 fallecimientos. Lo que hace destacar a Uruguay son las decisiones por parte de las autoridades sanitarias y una ciudadanía que asumió su responsabilidad por lo que no hubo necesidad de confinamientos obligatorios.
Además, la clase política uruguaya hizo algo que fue muy bien recibido por la ciudadanía. Legisladores, ministros y otros altos funcionarios públicos se bajaron su salario en un 20% con lo cual crearon un fondo de 12 millones de dólares, lo que constituyó un gesto de concordia y confianza entre dirigentes y ciudadanos. El financiamiento para atender la crisis se gestionó ante organismo multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo.
El terror de ser Venezuela
En medio de la pandemia, los argentinos han incrementado sus consultas para establecer su residencia en ese país, de acuerdo con la firma asesora financiera uruguaya Estudio Ruiz Lapuente.
Con un poder judicial transparente, estabilidad política, respeto a la propiedad privada y cargas impositivas moderadas e incluso ligeras, Uruguay es un país atractivo para invertir. Argentinos y personas de otras nacionalidades se interesan por radicarse allí.
En contraste, al otro lado del río de La Plata, Argentina continúa con un estricto aislamiento ordenado para el Área Metropolitana de Buenos Aires, que abarca la capital del país y sus alrededores. La conocida presentadora de televisión Susana Giménez fue noticia a finales de mayo por haber viajado a Uruguay a pesar de los controles y las restricciones de movilidad.
Giménez criticó el manejo de gobierno de Alberto Fernández a la crisis. «Actuó muy bien al principio de la pandemia, pero ahora está pasado y debe estar muy presionado por La Cámpora», en referencia a la agrupación de ultra izquierda dirigida por Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta y diputado.
El detonante para la decisión Susana Giménez de irse a Uruguay, país en el que tiene residencia, fueron las filas para comprar alimentos que le recordaron a la crisis venezolana. «Cuando vi a una señora hacer una fila desde las 4:30 de la mañana para comprar huevos, vi a Venezuela y tengo terror que nos quieran convertir en eso».
Como si confirmara los terrores de Giménez, el presidente Alberto Fernández, acaba de ordenar la intervención y expropiación de una empresa agroexportadora con el argumento de fortalecer la soberanía alimentaria del país y salvar esa empresa que había incurrido en pesados endeudamientos con la banca estatal.
Al mismo tiempo, el gobierno de Fernández renegocia su deuda con los acreedores internacionales y pospone la entrada en default del país.
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