Narcotráfico

El héroe que entregó su vida en la captura de ‘Otoniel’

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El héroe que entregó su vida en la captura de ‘Otoniel’

La misión del intendente Edwin Guillermo Blanco, fue clave para la detención del mayor capo del narcotráfico actual de Colombia.

Redacción | Semana

El viernes 22 de octubre, el intendente Edwin Guillermo Blanco, empacó maleta. Llevaba 10 días esperando instrucciones para entrar por tercera vez a una de las operaciones más sigilosas que adelantaba el Gobierno nacional en la lucha contra el narcotráfico. Su misión era cercar el paso del astuto, temido y despiadado Dairo Úsuga, alias Otoniel, máximo jefe del Clan del Golfo.

La pasión de Blanco por el campo, lugar en el que creció en Güicán de la Sierra (Boyacá), hizo que ocho años atrás se vinculara a la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural (DICAR). No obstante, desde hace 15 años formaba parte de la Policía Nacional, conociendo de cerca todo el mal que el narcotráfico y grupos criminales como el Clan del Golfo le habían causado a Colombia. Siempre trabajó muy de la mano con las víctimas de este flagelo.

Él decía: “Dios y Patria hasta la muerte”, recuerda Sandra Blanco, su hermana. La familia del uniformado de 34 años perdió contacto con él una semana atrás de su muerte. Habló con su mamá, papá, hermana y sobrinas. Les advirtió que estaría incomunicado por una misión de gran valor, sin dar más detalles.

Los compañeros del uniformado le aseguraron a SEMANA que su superior, el intendente Blanco, siempre fue un líder nato que pensaba primero en proteger a los demás; por eso él tomó la delantera y, como ya había ido en dos oportunidades como apoyo a la operación conjunta Armagedón y conocía —no solo el terreno, sino la estrategia de Otoniel para huir—, entonces lideró cada paso que daban “sus muchachos”.

De ese primer enfrentamiento salió victorioso. Así que avanzaron, alrededor de tres kilómetros del punto de donde se presentó ese. Y en ese momento empezaron los disparos de nuevo. Estaban más cerca del objetivo, eso lo tenían claro, y por eso Blanco no cedió terreo. La Policía le disparó a alias El Indio, el jefe militar del cerco que custodiaba a Otoniel. El Indio fue dado de baja.

Blanco y sus hombres sostenían el enfrentamiento, con el intendente siempre delante de ellos. Mientras tanto, los otros miembros de la Fuerza Pública alcanzaron a recuperar agendas, apuntes y las rutas de evacuación que tenían programadas pasa sacar a Otoniel. En medio del agitado combate se ve caer al intendente Edwin Guillermo Blanco Báez: dos de los tantos disparos impactaron su cuerpo. Uno en el pecho y otro en el cuello. Una aeronave evacuó a Blanco, para llevarlo de urgencia al hospital de Apartado, pero llegó sin signos vitales.

“Murió como un verdadero héroe”, dicen quienes lo vieron combatir sintiéndose orgulloso de ser Policía. Su muerte no fue en vano, el enfrentamiento que lideró permitió, no solo identificar las dos rutas por donde estaría escapando alias Otoniel, sino que hizo que los hombres de confianza del narcotraficante huyeran cada uno por diferente lado, traicionando a Otoniel, dejándolo solo.

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