La razón por la que Suecia permite quemar el Corán a pesar de la ira internacional
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Las protestas en Suecia han provocado indignación en países como Irak, Irán y Líbano, pero el país carece de una ley contra la blasfemia y de protecciones para la libertad de expresión.
Redacción | Primer Informe
Las recientes profanaciones públicas del Corán por parte de un puñado de activistas antiislámicos en Suecia han provocado una airada reacción en los países musulmanes y planteado interrogantes sobre por qué se permiten tales actos.
En el último incidente, un iraquí residente en Suecia pisoteó y pateó el jueves el libro sagrado del Islam en una manifestación de dos personas ante la embajada iraquí en Estocolmo. La protesta fue autorizada por la policía sueca, que mantuvo a una distancia prudencial a un puñado de contramanifestantes.
El mismo iraquí quemó un Corán ante una mezquita de Estocolmo el mes pasado en una protesta similar que fue aprobada por la policía.
El viernes estaban previstas manifestaciones en Irán, Irak y Líbano contra las últimas protestas en Suecia. El primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, ha ordenado también la expulsión del embajador sueco de Irak y la retirada del encargado de negocios iraquí en Suecia.
He aquí un vistazo a cómo las autoridades suecas han tratado las protestas en su país.
¿Pueden las autoridades suecas impedir tales actos?
Muchos países musulmanes han pedido al gobierno sueco que impida que los manifestantes quemen el Corán. Pero en Suecia corresponde a la policía, no al gobierno, decidir si autoriza manifestaciones o concentraciones públicas.
La libertad de expresión está protegida por la Constitución sueca. La policía debe alegar motivos específicos para denegar un permiso de manifestación o reunión pública, como riesgos para la seguridad pública.
En febrero, la policía de Estocolmo denegó dos solicitudes de manifestación para quemar el Corán, alegando que, según el Servicio de Seguridad Sueco, tales actos podrían aumentar el riesgo de atentados terroristas contra Suecia. Pero un tribunal anuló posteriormente esas decisiones, alegando que la policía debía citar amenazas más concretas.
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¿Puede considerarse la quema del Corán incitación al odio?
La ley sueca sobre incitación al odio prohíbe la incitación contra grupos de personas por motivos de raza, etnia, religión, orientación sexual o identidad de género.
Algunos dicen que quemar el Corán constituye incitación contra los musulmanes y debe considerarse incitación al odio. Otros afirman que tales actos van dirigidos contra la religión del Islam y no contra sus practicantes, y que la crítica a la religión debe estar amparada por la libertad de expresión.
En busca de orientación de la justicia, la policía sueca ha presentado cargos preliminares por delito de odio contra el hombre que quemó el Corán frente a una mezquita de Estocolmo en junio y profanó de nuevo el libro sagrado del Islam el jueves. Corresponde a los fiscales decidir si lo acusan formalmente.
¿Están señalando las autoridades suecas a los musulmanes y al Corán?
Algunos musulmanes de Suecia, profundamente dolidos por las recientes quemas del Corán, se preguntaron si la policía sueca permitiría la profanación de libros sagrados de otras religiones.
Al parecer, un musulmán decidió ponerlo a prueba y solicitó permiso para organizar una protesta el sábado pasado ante la embajada israelí en la que dijo que pretendía quemar la Torá y la Biblia.
Aunque funcionarios del gobierno israelí y grupos judíos condenaron el acto planeado y pidieron a las autoridades suecas que lo detuvieran, la policía aprobó la solicitud del hombre. Sin embargo, una vez en el lugar de los hechos, el hombre se echó atrás en sus planes.
¿Cómo se considera la blasfemia en otras partes del mundo?
La blasfemia está penalizada en muchos países. Un análisis del Pew Research Center encontró que 79 países y territorios de los 198 estudiados tenían leyes o políticas en los libros en 2019 que prohibían la blasfemia, definida como «discurso o acciones consideradas despectivas hacia Dios o hacia personas u objetos considerados sagrados.» En al menos siete países -Afganistán, Brunéi, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán y Arabia Saudí- conllevaba una posible condena a muerte.
Información de Euronews.
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