ANÁLISIS: La lista de errores de Joe Biden sobre Maduro según Elliot Abrams
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Reflexiones publicadas en el portal de Council on Foreign Relations, por el ex asesor de la administración Trump, Elliot Abrams, acerca del actual estado de las relaciones Venezuela – EEUU.
Elliot Abrams | Council on Foreign Relations
El 26 de noviembre de 2022, el gigante petrolero estadounidense Chevron recibió permiso para ampliar la producción en Venezuela a pesar de las fuertes sanciones de Estados Unidos al régimen de Maduro.
Esa medida de la administración Biden revirtió parte de las sanciones que la administración Trump había impuesto, y el objetivo declarado era ayudar a traer el cambio a Venezuela. La licencia a Chevron se emitió el mismo día en que el régimen y las fuerzas de la oposición democrática iniciaron un diálogo en Ciudad de México que supuestamente conduciría a una menor represión y a algún tipo de apertura política que culminaría en elecciones libres en 2024. Además, se suponía que las negociaciones darían lugar a un acuerdo que crearía un fondo, supervisado por la ONU, para ayudar a mejorar la terrible situación humanitaria de Venezuela.
Pero no ha sido así. Ese fondo no se ha creado. Cada vez hay más represión. Ya está claro que las elecciones presidenciales de 2024 serán una farsa; el régimen ha impedido que todos los principales candidatos de la oposición se presenten (declarándolos, en el término español, inhabilitados). Las negociaciones también parecen estar muertas. Y Juan Guaido, que como presidente interino lideró las fuerzas democráticas y fue reconocido por unos 50 países, fue expulsado al exilio.
Entonces, ¿quién se ha beneficiado de la medida de Biden de aflojar las riendas de Chevron? Maduro.
Hart Energy lo explica así, citando a Luis Vicente León, de la encuestadora venezolana Datanalysis:
«Sin Chevron, la situación del país sería dramática», dijo León. «De hecho, la relativa estabilidad cambiaria que hemos visto en los últimos meses se debe al aporte de divisas de Chevron al mercado y las expectativas de estabilización de las cifras macro [económicas] en los próximos meses están [también ligadas a Chevron]».
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La decisión de Washington a finales de 2022 de permitir a Chevron un enfoque más práctico para impulsar su producción y exportaciones en Venezuela ha ayudado al país caribeño a aumentar ambas durante la primera mitad del año.
Como resultado, las perspectivas para la industria petrolera de Venezuela se han percibido como potencialmente más alentadoras.
El llamado «efecto Chevron» es posiblemente una de las pocas señales positivas que ha recibido el sector petrolero venezolano desde que se impusieron las sanciones estadounidenses a la industria petrolera en 2019.
Fue una muy mala apuesta aflojar las sanciones basándose en la mera esperanza de que Nicolás Maduro permitiera una apertura política en Venezuela, pero la apuesta se hizo. Los resultados ahora son claros: la situación política es peor, la represión es más dura y hay cero posibilidades de elecciones libres en 2024.
Eso debería significar, como mínimo, que no se repetirá este error, concediendo beneficios a Maduro de forma gratuita, antes de cualquier actuación por su parte. Esto fue lo que hizo la administración Obama-Biden en Cuba, levantando sanciones y hasta organizando una visita presidencial, a cambio de cero. Cuba no es un país más libre que en 2009. Los regalos a dictadores son siempre una mala estrategia.
En lugar de más concesiones a Maduro, la administración Biden debería intentar reconstruir la coalición internacional que apoyó la libertad en Venezuela. La oposición democrática venezolana no se ha rendido. Tampoco debería hacerlo Estados Unidos.
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Este artículo fue publicado originalmente con el título ‘Chevron, the Biden Administration, and the Maduro Regime‘.
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