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Corea del Norte prohíbe a sus ciudadanos uno de los vicios de Kim Jong-un

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Corea del Norte prohíbe a sus ciudadanos uno de los vicios de Kim Jong-un

El régimen norcoreano prohibió fumar en museos, cines, hospitales y hasta en instalaciones políticas e ideológicas, sin embargo el «líder supremo» es un adicto a la nicotina.

Redacción | Primer Informe

Según datos aportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mitad de la población masculina en Corea del Norte, mayor de 15 años son fumadores habituales, lo que hace normal que Kim Jong-un en cada aparición pública que hace esté con un cigarrillo en la mano. 

En este año 2020, sin embargo, el régimen de Corea del Norte ha emprendido una campaña para tratar de persuadir a sus habitantes a que abandone este hábito tan dañino, una de las prácticas menos recomendables en medio de la pandemia por lo perjudicial que resulta para las patologías respiratorias o complicaciones derivadas del tabaquismo.

Ya a lo largo de los últimos meses sus medios oficiales habían incluido comentarios o artículos sobre los peligros de los cigarrillos, advertencias que recupera de cuando en cuando. El propio, Kim Jong-il padre del actual mandatario, había declarado en su momento que «los tres mayores bobos del siglo XXI son los que no pueden usar un ordenador, no pueden cantar y no pueden dejar de fumar».

Pero el país ha ido más allá prohibiendo fumar en sitios públicos. En los museos, cines, hospitales y otras instalaciones sanitarias, transporte público, centros “políticos e ideológicos” está terminantemente prohibido fumar. La agencia agrega que con la prohibición el gobierno quiere promocionar “un ambiente higiénico«, y quienes se la salten serán penalizados.

A través de una ley con 31 provisiones y aprobada en el seno del Presidio de la Asamblea Popular, también prevé estrechar los controles en la producción y venta de tabaco para «proteger las vidas y la salud del pueblo».

Ahora la duda viene de si el propio Kim Jong-un está dispuesto a acatar la ley como un ciudadano más y para dar el ejemplo, o por el contrario como pasa en otras cosas, estará por encima de la ley.

El dictador norcoreano ha dejado claro que es un fumador empedernido, que con el exceso peso hace de su vicio un peligro inminente, y además el líder cuenta con una historia familiar de enfermedades relacionadas con ese hábito.

Las fotografías oficiales siempre muestran, hasta en actos oficiales, un cigarrillo en su mano, incluso durante sus visitas a hospitales infantiles o colegios. El hábito de Kim es tan profundo que su marca preferida era exclusiva la 7.27, denominada así para recordar el día del armisticio que puso fin a la guerra de Corea (1950-1953) y que puede costar unos 300 wons por paquete, lo que equivale a tres dólares

Sin embargo, ahora esto no es igual. Analistas que hacen el estudio semiológico de las imágenes han podido determinar que el líder norcoreano cambió sus preferencias, y ahora prefiere cigarrillos Konsol o Sonamu.

De camino a la cumbre de Hanói con el presidente de EE.UU., Donald Trump, en febrero del año pasado, se pudo ver a Kim hacer una pausa en el trayecto para estirar las piernas y dar unas caladas. Su hermana Kim Yo-jong, su mano derecha, portaba un cenicero en el que disciplinadamente recogió la colilla del líder, un gesto que entonces se interpretó como una medida para no dejar rastros de ADN que pudiera utilizar algún servicio secreto extranjero. Este verano, se repetía una escena similar en una visita a una granja de pollos norcoreana: después de que el Mariscal —como le apela la población— tirara los restos de su cigarrillo al suelo, su hermana se agachó a recogerlos, reza la nota publicada por El Mundo.

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Para alguien diferente a su esposa Ri Sol-ju, resulta imposible recomendar al dictador que deje el hábito de fumar. El periodico japonés Asahi Shimbu relató una penosa situación durante una visita de una delegación surcoreana a Pyongyang en 2018 para la preparación de la primera reunión entre Kim y el presidente de la vecina del Sur, Moon Jae-in. Los altos funcionarios del Norte se quedaron helados de horror cuando el jefe de la comitiva del país vecino, el director de los servicios de espionaje surcoreanos Chung Eui-yong, osó comentar al líder que debería dejar el tabaco para cuidar su salud. Durante unos segundos, nadie se atrevió a decir nada. Hasta que Ri, sonriendo, encauzó la situación al asegurar: «Siempre le pido que lo deje, pero no me hace caso».

Una de las situaciones que pudo haber sorprendido a los funcionarios norcoreanos fue ver a Kim contener las ganas por un cigarrillo. En esa misma reunión en abril de 2018 ocurrió. Las normas culturales coreanas prohíben que un joven empiece a fumar delante de alguien mayor. El presidente surcoreano le saca tres décadas, y el líder norcoreano, por mucho que pudieran apetecerle unas caladas durante las horas de reuniones, quiso mostrarle respeto.

 

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