¿Quiénes son los acusados por el caso del capitán Acosta Arévalo, en realidad existen?
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Este lunes, el fiscal general del régimen, Tarek William Saab, publicó en su Twitter los adelantos sobre la investigación del caso del capitán de corbeta, Rafael Acosta, quien falleció bajo torturas de la dictadura de Nicolás Maduro.
(Primer Informe)
Saab, destacó que en las primeras experticias se determinó la participación de dos efectivos de la Guardia Nacional, adscritos a la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Dgcim), identificados como: El teniente, Ascanio Antonio Tarascio y el sargento 2°, Estiben José Zarate.
Desde la redacción de Primer Informe, se realizó la búsqueda de los acusados, para conocer sus datos, pero fue imposible hallar información de los sujetos, ya que no se encuentran en ninguna base de información pública, como Dateas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) o el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (Intt).
Asimismo, se generan las siguientes incógnitas, ¿Por qué son acusados funcionarios bajo rango en un caso que era llevado por jefes del régimen? ¿Existen estos funcionarios castrenses o se trata de una jugada del narcogobierno para despistar sobre el caso? ¿Cómo el régimen tiene a los presuntos responsables del hecho, pero no tienen información del cuerpo de Acosta? ¿Cómo se justifican las otras desapariciones que hay en Venezuela? y por último ¿Dónde están los otros seis capturados por el Dgcim de los cuales se desconoce su situación?
A los supuestos implicados por el fallecimiento del Capitán de Corbeta, se les solicitó detención preventiva, y son acusados de homicidio preterintencional, el cual según su definición es: Cuando el agresor actúa con la intención de provocar lesiones a otra persona, con un medio idóneo para ello, pero finalmente le provoca la muerte.
Para tener más claro el delito por el que se les acusa, sería como plantear el siguiente escenario, un sujeto A comienza una riña callejera con el sujeto B, lo que llega a los golpes, el sujeto A golpea fuertemente al sujeto B en la cabeza lo que genera que este caiga y se golpee con la acera, esto ocasiona un derrame que le produce la muerte al sujeto B. Aquí el sujeto A, el agresor ahora, sería culpado por homicidio preterintencional porque no tuvo la intención de asesinar.
Ahora bien, Acosta Arévalo fue víctima de fuertes torturas, causadas por sus agresores del Dgcim, quienes tal vez, contaban con el sentido común para saber el resultado de sus acciones. Sin embargo son imputados por un delito menor, que tiene como sentencia de seis a ocho años de prisión.
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