Así operaba la escuela de tortura en Cuba que entrenó miles de jóvenes venezolanos

El análisis se llevó a cabo en el foro “Cuba en Venezuela ‘La conquista del siglo XXI’”, organizado por el Instituto Casla y la Organización de Estados Americanos (OEA)

Redacción | Primer Informe

Ocho víctimas relataron cómo la injerencia del régimen castrista se afianzó en Venezuela desde el gobierno de Hugo Chávez y cómo la dictadura de Nicolás Maduro ha fortalecido la relación entre ambas naciones a costa de torturas, violaciones e ideología.

Luis Almagro, secretario general de la OEA y quien dirigió el foro junto a la directora ejecutiva del Instituto Casla, Tamara Suju, aseguró que la ocupación militar en Venezuela databa de hace 15 años, siendo un «parásito que sigue succionando la economía muerta de Venezuela».

Antonio Rivero, general retirado desde el año 2010 y quien dio su visión de cómo el G2 cubano entró al país en 1997 para trabajar en la seguridad e inteligencia del dictador Hugo Chávez, fue uno de los ponentes: “En el año 2.000 comenzó el convenio Cuba-Venezuela que dio entrada a decenas de miles de cubanos a diferentes sectores sociales, la parte de salud a raíz de la tragedia y la parte social por la famosa Misión Robinson. Después del 11 de abril trató de profundizarse a nivel de las organizaciones de seguridad del Estado, principalmente el Ministerio de Interior y Justicia donde funciona el convenio Cuba-Venezuela”, expresó Rivero.

El general denunció la presencia de 93.000 cubanos en Venezuela, 3.000 pertenecientes a seguridad del G2 cubano, 400 militares y el 20% a milicianos a las órdenes de Fidel Castro. Agregó que Irán, Rusia y China se integraron gradualmente.

El segundo forista de la jornada fue el teniente de navío José Iván Nieto, quien explicó los métodos pedagógicos militares a los cuáles fue sometido en Cuba, por determinación del régimen castro-chavista.

“A finales de 2.016 junto a otros 24 militares fui seleccionado para ir a Cuba a hacer curso de pedagogía militar, en la Escuela de Contrainteligencia Militar. Nos daban como crear pensum y materia, el uso de herramientas como la retórica, la psicología y cada uno de los elementos que la conforman con el fin único de captar y adoctrinar a los cursantes o estudiantes, para crearles una fuerte ideología política adepta a la Revolución Bolivariana”, destacó el ex militar.

Agregó que la idea de este proceso era apoderarse de los sentimientos de los jóvenes para usarlos en tareas específicas como ser “fuerza de choque”. Como ejemplo de este adoctrinamiento señaló a la Misión Robinson.

Hubo un tercer testigo-forista presente, quien decidió estar bajo anonimato, que perteneció a la Escuela de Operaciones Psicológicas de Fuerte Tiuna, donde se desarrollaban estrategias para hacer que los egresados puedan influir en la conducta, cambiar opiniones públicas y llevar a cabo campañas comunicacionales.

“Una vez egresado el personal militar de esta formación, son distribuidos en el servicio inteligente de cada componente. Estas operaciones se llevan a cabo a través del uso de la propaganda blanca, gris y negra y también la contrapropaganda. Por eso en Venezuela cambiaron el pensum académico e introdujeron ideología política. Para lograr esta manipulación de las personas y conductas se tiene que tener control social, económico y comunicacional. Todo esto funciona a través del Minci porque ellos tienen tecnología militar como la big data que tiene personas monitoreando todo lo que se transmite durante el día”, explicó.

Torturas y violaciones sistemáticas

Otros cuatro testigos, presentes en el foro dieron cuenta de la represión militar cubana. Calificando de sanguinarias las torturas.

Uno de ellos, quien prefirió no revelar su identidad aseguró que, luego de pedir la baja en el 2018, por disentir de la ideologización política a la cual estuvo sometido, fue secuestrado y torturado durante 30 días por agentes cubanos.

“Se me practicaba corriente en diferentes partes del cuerpo, me ahogaban con agua sucia, fui testigo de cómo a una dama la desnudaron y le daban corriente en sus senos. Éramos grabados para ver si decíamos la verdad”, dijo el ex militar.

La siguiente persona en declarar se identificó como ex funcionario del régimen de Venezuela, captado en un movimiento estudiantil y adiestrado con clases de “logros de la Revolución Cubana”, entre ellos los del Ché Guevara.

“Viajaban a Cuba gracias al Frente Francisco de Miranda. Movilizó a 50 mil jóvenes. Ellos solo nos mostraban lo bonito. Pero una vez salimos a una zona donde vimos prostitución infantil, pobreza y miedo. Mi punto de quiebre fue cuando nos enteramos de asesinatos extrajudiciales y comencé a hacer denuncias de lo que veía. Comencé a recibir amenazas. Luego de escapar de Venezuela, comenzaron la tortura y secuestro a mi familia y amigos”, explicó.

Roberto Rafael Martinez Daza, funcionario de la extinta Policía Metropolitana, también contó su experiencia. Expresó que su tortura comenzó luego de ser vinculado con el caso del coronel Oswaldo García Palomo: “Me llevaron a un centro de tortura donde estuve ocho días. Duré seis días colgado a una viga en el techo. Me sacaron las uñas de los pies, me metían la cabeza en bolsas de plástico con insecticidas. Me desprendieron una malla gástrica. Deseaba morir porque ya no aguantaba más. Lo hacían militares cubanos”, dijo el ex policía,

El último testigo de la jornada, quien tampoco reveló su identidad, aseguró que trabajó en la Primera División de Infantería, también conocida como “Las Barracas”, en Valencia, estado Carabobo. Denunció que todos los días llegaban funcionarios cubanos y que gracias a que se negó a dar un falso testimonio fue torturado por el régimen castrista.

“Fui capturado y llevado a Fuerte Tiuna siendo civil. Me tuvieron ahí y me pasaron un pequeño libreto para decirlo frente a una cámara de televisión. Tenía que acusar a Julio Borges de un armamento. En vista de que me negué a hacerlo me golpeaban con palos, me tiraron sobre una barra de hielo, me trataba de bajar pero me arrojaban electricidad. Tenían un estuche con agujas de diferentes medidas. Me amarraron y me introducían las agujas entre las uñas. Me desnudaron y me violaron. Utilizaron un instrumento que me lo introdujeron por el recto. Eran funcionarios cubanos con uniformes de la Guardia Nacional”, dijo mientras añadía que se había negado a declarar por tener principios y valores, además de ser cristiano evangélico.

Tamara Suju, finalizó el encuentro asegurando que “el régimen cubano había conquistado a una tiranía que educa e induce crímenes de lesa humanidad”.

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