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El problema con los hipopótamos de Pablo Escobar es mucho más grande de lo que pensaban los científicos colombianos

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El problema con los hipopótamos de Pablo Escobar es mucho más grande de lo que pensaban los científicos colombianos

El censo más exhaustivo realizado hasta la fecha revela que podría haber el doble de animales invasores de lo que indicaban las estimaciones anteriores.

Redacción | Primer Informe

La población de hipopótamos invasores de Colombia es aún mayor de lo que pensaban los investigadores, según el censo más exhaustivo de estos animales realizado hasta la fecha. Los científicos ya estaban preocupados por la amenaza que suponen los hipopótamos -considerados el mayor animal invasor del mundo- para las plantas y animales autóctonos del país, y habían pedido medidas drásticas para reducir la población. Los resultados del censo no han hecho sino acentuar ese temor.

Hace unos años, los investigadores estimaron la rapidez con que se reproducían los animales, para proyectar que unos 98 hipopótamos vivían a lo largo del río Magdalena del país y sus afluentes en 20201. Pero el nuevo estudio, para el que un equipo de investigadores contó los animales en persona, con drones y utilizando otros métodos de rastreo, calcula que en Colombia residen entre 181 y 215 de ellos.

«Antes, un argumento en contra de ocuparnos de los hipopótamos era que nuestra información era limitada y nuestros argumentos teóricos», afirma el ecólogo Rafael Moreno, que participó en el estudio mientras trabajaba en el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Bogotá. «Pero ahora hemos dejado de lado ese argumento. Este estudio demuestra que se trata de un problema real, y que el Estado debe actuar urgentemente.»

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Con drones y a pie

Los «hipopótamos de la cocaína» colombianos son descendientes de tres hembras y un macho importados ilegalmente por el líder del cártel de la droga Pablo Escobar. Tras su muerte en 1993, los hipopótamos (Hippopotamus amphibius) escaparon de su finca y se establecieron en el río Magdalena. Sin los depredadores naturales ni las sequías de su África natal para mantenerlos a raya, estos herbívoros gigantes se han reproducido rápidamente hasta formar la mayor población de estos animales fuera de ese continente.

Las autoridades colombianas se han esforzado por controlar a los hipopótamos. Después de que ordenaran matar a un macho agresivo en 2009, una foto de soldados posando con el cadáver desató la indignación y frenó los esfuerzos por controlarlos. Algunas comunidades dependen ahora del turismo que aportan los hipopótamos, mientras que otras, sobre todo las pesqueras, viven atemorizadas por estos animales tan territoriales, que pueden llegar a pesar 3 toneladas y arrancar las extremidades de una persona o pisotearla.

El Ministerio de Medio Ambiente de Colombia encargó el censo para conocer mejor el problema y saber cómo gestionarlo. Completarlo fue todo un reto: a pesar del gran tamaño de los hipopótamos, es difícil encontrarlos y contarlos con precisión. Son nocturnos, se sumergen en el agua durante 16 horas al día y recorren grandes distancias.

El equipo, formado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, el Instituto Humboldt y Cornare, una entidad medioambiental que gestiona una zona donde viven los hipopótamos, realizó varios viajes en 2021 y 2022 en coche, barco y a pie para contar los hipopótamos. En los lugares donde no se podía llegar a los animales de forma segura, utilizaron drones para contarlos o huellas para estimar la población.

Los investigadores descubrieron que el 37% son juveniles, lo que indica que los animales se reproducen rápidamente. Una hipótesis es que los hipopótamos alcanzan la madurez sexual antes que en África debido a las exuberantes condiciones de Colombia. Otra es que los animales están teniendo un mayor éxito reproductivo porque hay menos peleas entre ellos por el territorio y los recursos, dice Moreno. Pero hacen falta pruebas para confirmar la causa real.

Mientras contaban los hipopótamos, el equipo documentó las innumerables formas en que los animales dañan los ecosistemas colombianos. Al ir y venir de los ríos con sus enormes cuerpos, los hipopótamos erosionan las riberas y abren caminos fangosos que dividen los bosques. Además, compiten con otros animales por el hábitat y los recursos, siendo el manatí antillano (Trichechus manatus), la nutria neotropical (Lontra longicaudis) y el carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris) los más amenazados.

Explorando soluciones

Con graves ataques a humanos en 2020 y 2021, y un accidente de coche que dejó un hipopótamo muerto en la autopista en abril, se necesitan soluciones, dicen los científicos.

Una estrategia que se está probando actualmente es administrar anticonceptivos a los animales mediante dardos. Esto podría acabar con los hipopótamos al impedir su reproducción, pero es lento, costoso y no se ha probado antes en hipopótamos a tal escala. Un estudio de modelización publicado en abril2 calculaba que este método podría erradicar a los hipopótamos en 45 años con un coste de al menos 850.000 dólares.

Otra estrategia – capturar, anestesiar y transportar a los hipopótamos en helicóptero a un centro para castrarlos – costaría al menos 530.000 dólares y tardaría hasta 52 años en erradicarse, según el estudio. Ambos cálculos son subestimaciones, dado que los modelos se basaron en estimaciones anteriores más bajas de la población de hipopótamos, antes de que se publicaran los resultados del censo.

Mientras tanto, la agencia regional responsable de la lucha contra los hipopótamos no dispone de fondos suficientes y depende de las donaciones de anticonceptivos de Estados Unidos. Los responsables de la agencia están negociando con países como India y México para exportar algunos de los animales a santuarios en el extranjero. Pero esto costaría 3,5 millones de dólares, según los que trabajan en la estrategia.

No existe una única solución óptima, afirma Olga Montenegro, bióloga de la Universidad Nacional que trabajó en el censo. Los hipopótamos viven en varios grupos, algunos de los cuales podrían reubicarse fácilmente, pero otros están bien establecidos y se reproducen con rapidez.

Muchos investigadores abogan por sacrificar a los animales. Dicen que es lo más rápido y humano que se puede hacer y que resolvería el problema antes de que sea imposible de solucionar. Añaden que el coste de matar a los hipopótamos debe sopesarse con el de perder la flora y fauna autóctonas de Colombia, el segundo país con mayor biodiversidad del mundo.

Nature preguntó al Ministerio de Medio Ambiente cómo gestionaría la creciente población de hipopótamos, dados los nuevos hallazgos, pero no hizo comentarios.

«La decisión de sacrificar un hipopótamo tiene un peso moral. Pero el peso de la otra decisión -la inacción- es mucho mayor», afirma Moreno. «Espero que esto lo entiendan los políticos».

Informe de Nature.

 

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